Los ingresos corrientes del gobierno central totalizaron $9,092 millones al término de 2022, según informó la Dirección General de Ingresos (DGI). Se trata de un sustancial aumento de $1,584 millones o 21% cuando se compara con el ejercicio anterior, pero la cifra no fue suficiente para alcanzar el monto que había calculado el Gobierno en su presupuesto, un reflejo de que las aspiraciones iniciales que se planteó el Ejecutivo eran muy ambiciosas.
En concreto, entre lo presupuestado y lo efectivamente recaudado se produjo una brecha de $376.5 millones, según las cifras preliminares.
La recaudación experimentó un salto sustancial en el mes de diciembre, producto de los aportes de la Autoridad del Canal de Panamá.
En el último mes del año, las arcas públicas recibieron $3,107.1 millones, cifra que representa algo más de un tercio del total recaudado en el año.
Por primera vez desde que inició la pandemia, la recaudación del gobierno central supera los registros de 2019, es decir, el último año completo antes de que apareciera el virus SARS-CoV-2, cuya gestión provocó una fuerte contracción económica.
Panamá aún no conoce el desempeño preliminar del producto interno bruto (PIB) para el cierre de 2022, pero según estimaciones locales e internacionales, la economía ya habría recuperado los niveles previos a la pandemia en 2022 y esto se refleja en la recaudación de los ingresos corrientes, planteó el economista Luis Alberto Morán.
A juicio de Morán, el dato de recaudación no habría sido el más óptimo para las finanzas públicas, ya que “el país podría recaudar y hacerlo mucho mejor, en términos de eficiencia, si todos los sectores y empresas estuvieran en sus mejores condiciones”.
Lo dice en referencia a un ritmo de recuperación desigual de la economía, ya que hay sectores como el turismo o la construcción, con un menor desempeño.
Pese al gran aporte que hace la Autoridad del Canal de Panamá a finales del año, el grueso de la recaudación del gobierno central está compuesto por los ingresos tributarios.
En concreto, los ingresos tributarios sumaron $5,663.8 millones el año pasado, cifra que representa el 62% del total de ingresos y que supera en $1,255 millones a la registrada en el ejercicio anterior.
Destaca en este campo el comportamiento del impuesto sobre la renta, tanto en personas jurídicas como en personas naturales, registrando en ambos casos fuertes repuntes.
La gran diferencia respecto al año anterior se explica por la mayor actividad económica tras el fuerte parón de la pandemia, considerando que en el caso del impuesto sobre la renta que pagan las empresas, la recaudación de 2021 se vio todavía muy afectada por la falta de ingresos durante el cierre de negocios por la pandemia.
Además, como señala el abogado tributarista Javier Mitre, en 2022 se continuaron ofreciendo, desde la administración tributaria, medidas de flexibilidad de pagos y amnistías para regularizar la situación de contribuyentes con cuentas atrasadas, lo que también ayudó a mejorar la recaudación de los ingresos tributarios.
Uno de los desafíos para la administración tributaria se encuentra en los impuestos indirectos, ya que es donde se concentra la mayor brecha entre la recaudación y lo presupuestado.
Los impuestos indirectos generaron $2,394 millones, un aumento de $396 millones o 19.8% cuando se compara con el ejercicio anterior.
El más importante de estos tributos es el impuesto sobre la transferencia de bienes muebles y servicios a las ventas, que recaudó $865 millones, un aumento de $155 millones o 21.9% en comparación con el año anterior, pero un déficit de $308 millones o 26.3% cuando se compara con lo que se había presupuestado.
El resultado refleja nuevamente unas aspiraciones iniciales ambiciosas de recaudación.
Mitre apunta a la evasión fiscal como uno de los factores que socava la recaudación. Además, señala que la ampliación del programa de agentes de retención, por el cual empresas de cierto volumen de negocio deben retener el impuesto en los pagos a sus proveedores, no estaría teniendo el impacto favorable en la recaudación que se esperaría.
En lo que se refiere a los ingresos no tributarios, alcanzaron un total de $3,354 millones en el conjunto del año 2022, una cifra que supera en $356.7 millones u 11.9% el registro del año anterior.
En este tipo de ingresos destacan principalmente los dividendos entregados por el Canal de Panamá y, en menor medida, los aportes efectuados por otras entidades públicas, como la Autoridad Marítima de Panamá y la Lotería Nacional de Beneficencia, y los dividendos de las empresas eléctricas.
El incremento de la recaudación debería ayudar al gobierno central al reducir el déficit fiscal en 2022, aunque a lo largo del ejercicio las agencias de calificación de riesgo se refirieron a distintos desafíos para cumplir con la meta del déficit fiscal de 2022 (4% del PIB), como por ejemplo la presión que genera un creciente gasto operativo y la concesión de nuevos subsidios a raíz de las protestas de julio pasado.
Para este 2023, Mitre señala que entre los retos para la administración tributaria está la fiscalización y disminución de la evasión en los impuestos indirectos, así como lograr una implementación más extendida de la factura electrónica.
Por su parte, Morán señala que se espera una ralentización de la economía panameña en 2023 y 2024, tendencia que se podría trasladar igualmente a la generación de ingresos corrientes, en un año en el que el déficit fiscal deberá reducirse nuevamente.
Morán apunta que será fundamental la atracción de inversión extranjera directa, particularmente en sectores como la tecnología, la industria y la agroindustria, entre otros.
Además, el economista asegura que se debe fomentar la confianza del sector privado para dinamizar la participación de la pequeña empresa e implementar programas de formalización, que tienen efectos positivos tanto para el empleo como para la recaudación.