La reducción de la perspectiva de la calificación de Panamá por parte de la agencia Fitch Ratings sigue resonando en el mundo financiero, aunque con posturas disímiles.
Mientras el gigante financiero Barclays augura la pérdida del grado de inversión y recomienda vender los bonos de mediano plazo emitidos por Panamá, J.P. Morgan ve un escenario más optimista, en el que -por ahora- no ve ni la reducción ni la pérdida del grado de inversión del país.
Sin embargo, en su reporte de inteligencia emitido esta semana, el banco norteamericano sí coincide con las alertas que listó Fitch en su reporte sobre Panamá, especialmente la expectativa “muy optimista” de que el país pueda cumplir con el déficit fiscal del 2% para el próximo año.
J.P. Morgan también mencionó los retos que enfrenta el país pero centrándose en los subsidios como el de la gasolina, que nació “para sofocar el aumento del malestar social por el aumento de los costos de vida a mediados de 2022″.
Producto de las protestas, el Gobierno se comprometió a aumentar el gasto en educación el próximo año, dice el informe, poniendo como nudo gordiano que el aumento de gasto para satisfacer las demandas sociales “será difícil de igualar con los ingresos, y de ahí nuestra opinión de que no podrán cumplir el objetivo fiscal del 2% el próximo año”.
También mencionan la “tensión” en torno al retiro del contrato minero entre el Estado panameño y Minera Panamá, filial de First Quantum, del cual dicen que “el Gobierno busca sofocar las protestas comprometiendo una buena parte de las ganancias que genere la mina para gastos”, refiriéndose a la distribución de los $375 millones anuales que supuestamente daría la minera y que se distribuiría en rubros específicos preestablecidos en el mismo contrato -ahora retirado-, es decir, que se desviarían a nuevos gastos en vez de fortalecer el presupuesto anual actual.
Aún así, J.P. Morgan no ve un escenario tan pesimista como Barclays y Fitch, a pesar de que reconoce los riesgos fiscales en aumento.
“Seguimos pensando que un fuerte crecimiento a mediano plazo será suficiente para seguir diluyendo los ratios deuda/PIB en el futuro. Para nosotros, el riesgo no proviene tanto de la falta de rápida convergencia hacia sus objetivos fiscales del 1.5%-2%, pero desde un potencial deterioro de las perspectivas de crecimiento a medio plazo”.
El banco adelanta una opinión en caso de que la Asamblea revoque la concesión minera: “aumenta significativamente los riesgos de tal deterioro” y que “el estatus favorable a las empresas podría verse cuestionado, lo que reduciría la inversión y, por ende, crecimiento a mediano plazo”.