La disrupción interna en las organizaciones



La pandemia propició un nuevo contrato social en la relación empresa-empleado. Tanto que dio pie al término “the great resignation” o “big quit” (la gran renuncia) que acuñó Anthony Klotz, profesor de la Escuela de Negocios de la University College London, para referirse al éxodo laboral masivo tras el fin de las restricciones por covid-19.

Este fenómeno está asociado a varios factores. Por un lado, el modelo de trabajo híbrido abrió la puerta para que millones de empleados en el mundo experimentaran una nueva forma de laborar, que les brindó una mayor posibilidad de gozar de un equilibrio entre la vida personal y profesional. Por otra parte, se creó una sensación de agotamiento de ciertos esquemas que no se adaptaron a las demandas de las nuevas generaciones. Amén del impacto que tuvo la pandemia y la presión laboral sobre la salud mental.

Los datos proporcionados en 2022 por LinkedIn –la plataforma de negocios y búsqueda de empleo– revelan que la proporción de sus usuarios en EU, que cambiaron de trabajo aumentó 37.6% desde 2021 y 29.6% desde 2019. Los miembros de la generación Z fueron los más propensos a reinventarse (59.6%). Le siguen los millennials (34.8%), la generación X (26.5%) y, por último, los boomers (7.4%).

Los millennials y centennials demandan nuevas formas de relacionarse con sus empleadores. Ello explica por qué son cada vez más difíciles de atraer y retener. Esta nueva generación no solo apela al balance entre lo laboral y lo personal, sino también busca trabajar en empresas con un propósito alineado a su visión de la vida, aspiran un salario justo un buen balance de beneficios: económicos, movilidad interna y oportunidades de crecimiento, liderazgo inspirador, empoderamiento y buen ambiente laboral, entre otros aspectos.

La “Gran Renuncia” devino en un nuevo fenómeno, que se popularizó como “la renuncia silenciosa” (quiet quitting). El término, cuyo origen se dio en la plataforma TikTok, hace referencia a una filosofía de trabajo: la de hacer lo justo y necesario, lo mínimo para no ser despedidos y, en especial, dejar de hacer labores extras no remuneradas.

Uno de los promotores de este movimiento fue el tiktoker Hunter Kaimi quien explica en un video visto por millones de personas por qué no está dispuesto a sacrificar ni su tiempo personal ni su salud mental por un trabajo que le está pagando el salario mínimo posible que le impide progresar.

Ante este fenómeno las empresas respondieron con el llamado quiet firing (despido silencioso) y empezaron a utilizar técnicas como no conceder aumentos de sueldo, dejar estancados a estos trabajadores sin oportunidad de promociones, aislarlos con la compensación mínima posible e indiferencia sobre su trabajo y sus aportes.

De esta forma, la relación entre las empresas y las nuevas generaciones está cambiando aceleradamente. Más allá de emitir un juicio de valor sobre estos movimientos, es evidente que las empresas tienen que actualizar sus modelos de relaciones laborales con sus colaboradores si quieren atraer y retener talento, de cara a una nueva generación que espera algo muy distinto que las anteriores.


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