Comencemos por el hecho de que ahorrar es vital para afrontar las distintas situaciones que nos presenta la vida y en las ocasiones menos esperadas. Para ello, tener un fondo de ahorros para cubrir esos gastos imprevistos sin interferir con el presupuesto o terminar endeudado, es la clave para ser una familia saludable y financieramente estable.
El ahorro familiar es la parte de ingresos que nos queda tras restarle los gastos destinados al consumo del hogar. En otras palabras, se trata de la diferencia entre el ingreso disponible de una familia y lo que consume.
Comprendamos que ahorrar es un hábito y un trabajo en equipo cuando se trata de la familia. Esto representa que cada uno de los miembros que la integran aprendan a ahorrar y a no gastar en cosas innecesarias, por lo que es vital inculcar esto a los hijos desde niños para que se alcancen metas que los beneficien como grupo. Recordemos que la acción de ahorrar se adquiere desde la niñez.
Disciplina y constancia son los principales aspectos que se deben tener presentes para contribuir a mejorar la calidad de vida familiar, valores que deben estar presentes en la cultura del ahorro y, así mismo, entenderse que es de beneficio común para todos.
Todos los miembros de la familia deben acordar, tras haber elaborado el presupuesto, que destinarán el 10% de los ingresos para crear un fondo de ahorros. Preferiblemente, este ahorro debe ser depositado en una o varias cuentas en entidades bancarias de su preferencia, con diferentes fines, como emergencias, inversiones, estudios, viajes, etc.
Los padres deben enseñar a ahorrar a sus hijos con el ejemplo. Para hacer que estos sean personas financieramente responsables cuando sean grandes, es fundamental que crezcan viendo esa costumbre desde casa en casos tan elementales como en el ahorro de los servicios y en la imitación de los gastos superfluos.
Padres e hijos deben tener muy clara la diferencia que existe entre las necesidades y los deseos. Las necesidades señalan algo que se debe tener para sobrevivir; lo que hace falta para poder cumplir un objetivo; en cambio, los deseos se refieren a un anhelo por saciar un gusto. En palabras resumidas: necesidad es lo que debes tener y deseo lo que te gustaría tener.
Y si bien cumplir deseos puede hacer más feliz a la persona que los consigue, es importante equilibrarlos con las necesidades, ya que estas sí son esenciales para poder vivir con los pies en la tierra.
Con el ahorro familiar se obtienen grandes beneficios, entre los que están una fuerte salud financiera, porque, aunque para muchos ahorrar representa un sacrificio, sobre todo en una sociedad extremadamente consumista, al momento de tener una emergencia la familia tendrá un “colchón” del que disponer sin sacrificar su tranquilidad.
También se pueden lograr nuevas metas, por ejemplo, si tienes pensado comprar una casa, un carro, hacer un viaje familiar o cualquier otro sueño, la podrás alcanzar más fácilmente si fomentas el hábito de ahorro doméstico.
Se pueden cubrir las emergencias, que se duplican con una familia. Para esto es necesario anticipar y planificar. Al tener un monto ahorrado tendrán a dónde recurrir para solventar los imprevistos.
Estar endeudado y no tener capacidad monetaria es una de las sensaciones más angustiantes que se puede experimentar una familia en cuestiones financieras, pero la constancia del ahorro siempre será la estrategia que ayude a controlar los pagos, para así evitar el cobro de recargos y arruinar el historial crediticio. Incluso, si se tiene el buen hábito de ahorrar, no sería necesario, muchas veces, caer en deudas.
Tener ahorros ayudará a la familia a vivir de una forma más saludable, tanto emocional como financieramente. Es una de las mejores prácticas que puedes fomentar para ti y para tus hijos, que cuando estén mayores te lo agradecerán, ya que también tendrán la anhelada libertad financiera.
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