Si hay algo que ha puesto en la palestra el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el sistema de pensiones panameño, es que el subsistema que tiene un componente de ahorro individual también deberá pasar por una reforma.
La insuficiencia de fondos en este caso sería lejana, pero toca observar la crisis que ataca al subsistema exclusivamente de beneficio definido de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) - con el fin de sus reservas en 2024- para tener presente que los riesgos en el subsistema mixto se deben encarar a tiempo.
El subsistema mixto consta de dos componentes: uno de beneficio definido basado en un régimen de reparto de capitales de cobertura, al que se cotiza con base a los primeros $500 de salario mensual, y otro de ahorro personal, basado en un régimen financiero de capitalización individual, al cual se cotiza sobre el excedente de los $500 de ingresos de un trabajador.
Entre 2019 y 2020, el subsistema mixto otorgaba prestaciones de invalidez y sobrevivencia; mientras que las primeras pensiones por vejez se otorgarán en la segunda mitad de la década de 2020, para luego alcanzar un crecimiento rápido y una trayectoria de incrementos en el largo plazo, que generará un aumento en el gasto, dijo el informe de la OIT, encargado por el Gobierno y entregado a las autoridades del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) y la Caja de Seguro Social (CSS).
De acuerdo con el organismo, este es el comportamiento esperado de cualquier sistema de beneficio definido “como parte de su maduración natural, por lo que requiere respuestas continuas de intervenciones de política para adaptar su funcionamiento a un entorno demográfico, económico y del mercado laboral que cambia sin parar”.
De allí que a partir de la década de 2050 el componente de beneficio definido del subsistema mixto comenzará a registrar ingresos por cuotas obrero- patronal que no serán suficientes para cubrir las prestaciones o pagos de dicho componente.
Esto tendrá un impacto para las generaciones más jóvenes, que en estos momentos inician su vida como trabajadores y cotizantes.
El subsistema mixto reportó reservas por $3,862 millones, lo que significa que creció en $526.4 millones o 16% en 2020.
Estos fondos pertenecen a las personas afiliadas a la CSS que al 1 de enero de 2006 tenían 35 años de edad o menos y que optaron expresamente por participar en este programa. Además, de todos los nuevos trabajadores que ingresaron al sistema a partir del año 2008.
En sus valoraciones, la OIT consideró que el diseño actual del sistema mixto presenta “implicaciones preocupantes” en términos del tamaño y el papel que desempeña el componente de beneficio definido en comparación con el de ahorro individual, en cuanto a su acción protectora de las personas afiliadas.
Por otro lado y como parte de las fallas administrativas y operativas en el sistema de pensiones, la OIT recalcó que en el sistema mixto, el componente de cuentas individuales parece operar en la práctica como un régimen de cuentas nacionales o virtuales, debido a que la CSS no lleva una contabilidad financiera individualizada, ni una variación en el tiempo conforme cambian las condiciones del mercado de capitales.
Este tema, aunque no se refiere a los componentes de beneficio definido presentados en el informe, sí afecta la operación, resultados y desempeño del sistema panameño de pensiones en su conjunto, advirtió la OIT.
El Gobierno de Panamá, a través del Mitradel, solicitó la asistencia técnica a la OIT para la realización del estudio actuarial del sistema panameño de pensiones.
Se pensó que este incluiría la presentación de diferentes escenarios de reformas y su efecto en el IVM. Pero el reporte fue un diagnóstico cuyos detalles se conocían a través de los estudios actuariales previos de la CSS.
La OIT indicó que el trabajo tiene como propósito dotar a las autoridades de insumos para la toma de decisiones en materia de reforma de pensiones, basados en una valuación actuarial independiente y apegada a las mejores prácticas mundiales en materia de trabajo actuarial.