La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicaron ayer viernes un informe conjunto en el cual señalan que las economías de América Latina y el Caribe enfrentan un contexto macroeconómico, social y ambiental muy complejo, que va a afectar la dinámica de los mercados laborales.
Las entidades indicaron que a pesar de la recuperación observada en los mercados laborales en el primer semestre de 2022, se espera la desaceleración del crecimiento económico al cierre del año, lo que ralentizará la capacidad de la región para generar empleos de calidad.
En 2020, la región experimentó la peor contracción del producto interno bruto PIB (real) en las últimas siete décadas (6.9%) y, pese a la recuperación observada en 2021 (6.5%), la Cepal estima que la región mostrará una importante desaceleración del crecimiento del PIB en 2022 y 2023, con tasas del 3.2% y el 1.4%, respectivamente.
El informe destaca el estancamiento en la productividad laboral de América Latina desde la década de 1980, y cómo esto ha causado que las brechas de productividad de la región respecto de las economías desarrolladas se hayan ampliado.
El estancamiento de la productividad laboral en la región ha sido generalizado en todos los países y, “a diferencia de lo que ocurre en otras economías emergentes como las asiáticas, la transformación estructural no ha sido orientada con suficiente fuerza por políticas de desarrollo productivo, para activar a los sectores impulsores y dinamizadores del crecimiento”.
De acuerdo con la Cepal y la OIT, para revertir esta situación y estimular la creación de más empleos formales bien remunerados, es necesario elevar el nivel de ambición de las políticas de desarrollo productivo, tomando en cuenta nuevos enfoques y nuevas realidades asociadas con la revolución tecnológica y los nuevos paradigmas productivos que esta genera.

