La industria de la aviación necesitará que en América Latina y el Caribe se instalen 700 plantas productoras de combustible de aviación sostenible (SAF por sus siglas en inglés) para alcanzar las metas de descarbonización, según estimó Pedro de la Fuente, gerente senior de sostenibilidad de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), quien participó en Panamá en el foro ‘El camino hacia el carbono neutro en la aviación’ en el marco de la semana de la energía.
Precisó que se requieren inversiones por 1.5 mil millones de dólares en los próximos 25 años y agrega que se podrían generar 2 millones de empleos en la cadena de suministro de combustible al desarrollar estos proyectos.
“Entre 130 mil millones de litros y 200 mil millones de litros de SAF u otros combustibles alternativos para la aviación se podrían producirse en la región, lo que representaría 37% del consumo que abarca no solo las aerolíneas regionales, sino europeas y asiáticas que operan vuelos hacia Latinoamérica y el Caribe”, dijo De La Fuente. Explicó que el 50% de la producción mundial de alimentos proviene de Latinoamérica y el Caribe, por lo que se podría destinar el excedente a la producción de biocombustibles.
Aunque el combustible SAF pude ayudar a mitigar en 65% las emisiones de carbono en el transporte aéreo, también el resto de la cadena como los aeropuertos tienen incidencia y se busca que toda la operación sea sostenible con el medioambiente.
Según el Consejo Internacional de Aeropuertos hay en el mundo 428 instalaciones acreditadas con programas que reducen las emisiones de carbono en sus operaciones que representa 49.5% del tráfico mundial.
En América Latina hay 57 aeropuertos con programas de sostenibilidad que utilizan fuentes alternativas como centrales fotovoltaicas entre otros.
En el caso de Panamá, la administración de Tocumen manifestó que el primer paso será medir la huella de carbono de la terminal para luego aplicar medidas que permitan reducir las emisiones. Tanto aerolíneas, como aeropuertos, fabricantes de aviones y proveedores se enfocan en lograr una aviación que reduzca a cero las emisiones hacia 2050.