Lo que reveló el Censo 2023

Lo que reveló el Censo 2023
El personal del INEC censando. Cortesía


Crecimiento más lento de la población, envejecimiento y el regreso paulatino de personas que volvieron a las provincias después de vivir en la ciudad capital son algunas de las tendencias que arrojan los resultados desagregados del Censo 2023, publicados esta semana por el Instituto de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República.

Aparte del aumento de la población de 3.4 millones de personas en 2010 a 4.06 millones en 2023, algunas otras variables comparativas importantes incluyen la caída paulatina de la tasa de crecimiento de la población, pasando de 2.00 entre 1990 y el 2000 a 1.84 entre 2000 y 2010, para luego seguir bajando a 1.4 entre el 2010 y el 2023. Esta tendencia se mantendrá en los próximos años porque es consecuencia de la disminución de la fecundidad promedio, que –aunque leve- bajó de 2.3 a 2.00 hijos por mujer.

La última década también trajo la reorganización de las provincias, lo que en la práctica redujo la población que vive en los nuevos límites de la provincia de Panamá, que sigue acaparando a la mayoría de la población del país (el 35.4%), para concentrarse ahora el 16.1% de total de la población del país en la nueva provincia de Panamá Oeste.

En línea con lo anterior, la tasa de crecimiento de la provincia de Panamá fue negativa (-1.37%) mientras que la de Panamá Oeste creció 2.7% en promedio anual, lo que consolida la expansión de la ciudad a las afueras, donde se pueden encontrar viviendas con precios más bajos que en la capital.

Por otro lado, provincias como Herrera y Los Santos, que tendían a producir migraciones hacia la ciudad en busca de empleos y estudios, revirtieron la tendencia esta década, incrementando su tasa de crecimiento en comparación al censo del año 2010.

Herrera aumentó su tasa de crecimiento de 0.71% que tenía en 2010 a 0.83% en 2023, lo que en números significó que en la provincia viven 12,116 personas más que hace una década.

En Los Santos, con la misma tendencia, se pasó de 0.71% en 2010 a 0.75%, contabilizando 8,874 personas más según los datos del censo.

En cuanto a la proporción de la población, hay 98 hombres por cada 100 mujeres en Panamá.

Otra revelación clara de este censo es el envejecimiento de la población. La edad promedio pasó de 27 años en 2010 a 30 años en 2023. Al igual que la proporción de personas menores de 15 años se redujo de 29.20% del total de la población en 2010 al 25.4% en 2023. Sin embargo, la población de 65 años o más que era de 7.4% hace 13 años, en este último censo se elevó a 13.9%.

Según el análisis de la Contraloría, el 25.4% sigue siendo “un porcentaje significativo de población joven que demandará una serie de servicios, tanto del sector educativo como del sector salud”, mientras que el 64.8% de la población censada que está entre los 15 y 64 años “implica un gran volumen de población en edad de trabajar y, por ende, una fuerte presión para el mercado laboral”.

El analfabetismo también se redujo a 3.7% de la población en este último censo, viniendo de 5.5% en el anterior.

Una de las novedades del censo es que preguntó a las personas cómo se autopercibían étnicamente: el 17.2% es desciende de algún grupo indígena y el 31.7% de la población como afrodescendiente.

Pero tras realizarse con 3 años de atraso y a un costo mucho mayor que lo que originalmente se había calculado, vale preguntarse ¿son confiables las cifras? ¿sirven estos números para hacer políticas públicas?

El economista e investigador Javier Stanziola, quien da seguimiento a estas tendencias, comenta varios puntos que citamos textualmente a continuación:

  • El censo usa un término que parece sacado del siglo 19, “ama de casa”, para referirse a personas que realizan actividades vitales para el funcionamiento de todas las empresas y nuestra sociedad: quehaceres del hogar y cuidados de personas. Aún peor, las definen como población no económicamente activa. En efecto, no les pagan por este servicio. Es un subsidio a las empresas privadas. Esto nos habla de la necesidad de incluir una perspectiva de género al diseñar los censos y todas las encuestas que administra el INEC. Es necesario incluir categorías que nos permitan entender mejor el impacto social y económico de los cuidados y quehaceres del hogar, que en Panamá mayormente ejercen las mujeres.

  • Pero si nos limitamos a las definiciones actuales, las cifras del censo sugieren que la participación laboral de las mujeres es mucho menor de lo que apuntaban las encuestas de hogar o de mercado laboral. Según las encuestas, menos del 50% de las mujeres son personas económicamente activas (PEA). El Censo lo tiene a menos de 40%. Esto puede ser un tema de muestras. Pero en ambos casos nos habla de las barreras que las mujeres enfrentan si quieren entrar al mercado laboral. Y también enlodan realidades. Esas cifras que indican que en promedio las mujeres están alcanzando los mismos niveles de salarios que los hombres solo nos hablan de las mujeres que han podido entrar al mercado laboral.

  • El INEC invierte poco en entender las realidades de las personas que no están en el mercado laboral. Una encuesta de uso de tiempo para todas las personas, con un entendimiento más actualizado de las diversas funciones y contribuciones de las personas en un hogar – más allá de jefe o jefas de hogar – es una deuda social que tiene el INEC.

  • Las cifras también nos confirman que la población está envejeciendo. Y creo que un reto cultural, social y económico que tenemos es repensar lo que significa envejecer. No solo tenemos que repensar pensiones, jubilaciones y servicios de salud de una manera solidaria, sino también replantear las relaciones intergeneracionales a nivel laboral, político y cívico.

Los Censos Nacionales de Población y Vivienda deberían ser realizados cada 10 años por el INEC y es la materia prima estadística para conocer, cuantificar y analizar a la población y su evolución en cuanto a la estructura demográfica, socioeconómica y la distribución espacial de la población y sus viviendas, insumos básicos en la formulación de planes y programas nacionales y regionales; y en general, para proponer y sustentar las políticas públicas del Estado según lo define la misma entidad.


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