“Una política más agresiva para la atracción de talento extranjero generaría oportunidades para los panameños”. La reflexión la planteó el director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, en una entrevista con este diario al término de una conferencia celebrada en la mañana de este viernes 7 de febrero por las organizaciones empresariales Young Presidents Organization, Entrepreneurs Organization y Executive Forums.
El economista venezolano señaló que se ha comprobado en estudios que en los sectores donde más entran trabajadores extranjeros, aumentan el empleo y los salarios de panameños. "El talento extranjero es un complemento, no un sustituto”, afirmó.
Hausmann puso como ejemplos Singapur, donde el 45% de la población ha nacido fuera de sus fronteras, o los productivos enclaves estadounidenses de Hollywood y Silicon Valley, donde los nacidos en el Estado de California son minoría. Dentro del sector universitario, relata que en el centro que dirige en la Universidad de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo, la mayoría de los profesores son extranjeros.
Esta realidad contrasta con la situación del mercado laboral panameño, que tiene profesiones restringidas para los nacionales y cuotas que solo permiten a las empresas tener un 10% de mano de obra foránea, una restricción que califica como “muy distorsionante e innecesaria”. En su análisis, en la medida que haya más gente que quiera venir a trabajar en Panamá, harán falta más apartamentos, escuelas, hospitales, oferta de entretenimiento, actividades todas que van a generar puestos de trabajo.

La economía
Panamá ha sido la economía de mayor crecimiento en la región en las últimas décadas, pero en el pasado reciente viene reflejando una desaceleración cada vez más marcada.
En un estudio que hizo sobre el país en 2017, el economista ya advertía de la exposición al sector de la construcción, una actividad que tiene un componente cíclico y que amplifica la tendencia que sigue la economía.
La recomendación general del profesor es que los países vayan cambiando su modelo de desarrollo hacia actividades más sofisticadas o complejas.
En el caso de Panamá, “el dinamismo tiene que venir por el jalón de exportaciones e inversiones relacionadas con la exportación de servicios”, apostando en el interior del país por las oportunidades que brindan el turismo y la agricultura.
Y si se quiere encontrar un modelo, no hay que buscar muy lejos. Para Hausmann, Panamá debe aprender de la propia Panamá, capaz de mantener un crecimiento sostenido por 25 años que se ha traducido en reducción de los niveles de pobreza.
Como ejemplos de operaciones más sofisticadas destacó las áreas de Panamá Pacífico, Ciudad del Saber o la ley de sedes de empresas multinacionales y abogó por abrir más espacios para este tipo de iniciativas.
El empuje deberá venir del sector privado y de la exportación de servicios, como el Canal, el hub aéreo, el sector financiero o el turismo, dada la coyuntura de las finanzas públicas, abocadas a una mayor contención del gasto, especialmente después de que Fitch Ratings pusiera en negativa la perspectiva de la deuda de Panamá.
El economista dijo que parte del empeoramiento de los índices de deuda resulta de sincerar las cuentas por pagar y de la ampliación de las metas de déficit. A pesar de la acción de Fitch, Hausmann asegura que esto no es motivo de “gran preocupación”, ya que el país acaba de emitir bonos con una prima o spread sobre el Tesoro de Estados Unidos de 100 puntos, algo que está alcance de muy pocos en América Latina.
