Los retos del sector logístico panameño

Los retos del sector logístico panameño
Es fundamental digitalizar procesos portuarios y logísticos. Archivo


Siendo un año preelectoral y el escenario de una posible recesión económica en Estados Unidos, será un periodo de grandes retos tanto para Panamá, Latinoamérica y el sector logístico.

Entre los principales retos internos que tendremos que enfrentar este año probablemente estarán las protestas y bloqueos de las vías de comunicación, el alto grado de deterioro e inseguridad que presenta la vía Panamericana y otras arterias esenciales del área interoceánica, la falta de políticas educativas y programas de capacitación especializada, la cada vez más escasa fuerza laboral bilingüe y la inseguridad de nuestras fronteras.

No podemos dejar de estar atentos al conflicto bélico en Europa, que está causando graves fluctuaciones en los precios y disponibilidad de combustibles, fertilizantes y granos, principalmente; de posibles cierres de terminales portuarias por nuevos contagios relacionados al covid-19, y de la forma en que las navieras manejarán la sobrecapacidad de espacio que se está dando por la fuerte baja de los volúmenes de comercio internacional.

Otro de los desafíos es implementar un programa de digitalización de los procesos de comercio exterior, algo en lo que el Gobierno viene trabajando con el desarrollo del Portal Tecnológico de Comercio Exterior y Logística (Portcel), pero debe acelerarse.

Panamá destaca por el Canal y su infraestructura portuaria, sin embargo, para mantener un liderazgo regional es indispensable que el sector público y el sector privado trabajemos cada vez más alineados para lograr nuestra transformación digital.

Los mayores centros logísticos de Europa y Asia, además de invertir en su infraestructura, hicieron eficientes inversiones en su recurso humano e integración tecnológica y no podemos quedar rezagados.

Aplaudimos los avances logrados por la industria aérea en su programa de digitalización con la implementación de guías aéreas electrónicas, apoyadas por la IATA.

Sin embargo, en el caso marítimo, el desarrollo de conocimientos de embarque electrónicos no ha logrado avanzar por la falta de normativas para aceptar documentos electrónicos en muchos países. Pese a esto, vemos con buenos ojos los recientes avances de asociaciones como la Federación Internacional de Asociaciones de Agencias de Carga (Fiata) en el desarrollo de e-BL para el beneficio de la industria marítima.

También debemos darle continuidad a la utilización de herramientas de identificación, como son los estándares GS1, que actúan como un lenguaje internacional de códigos que puede incluir un sistema de rastreo, además de mejores programas de planificación de la cadena de suministro.

Con la experiencia vivida durante la pandemia, todas las empresas deben mantener planes de contingencia en el suministro, tanto de su materia prima como de productos terminados.

Este es el mejor momento para aprovechar el interés en el nearshoring, trabajando en nuestra competitividad y asegurando políticas de libre mercado para atraer inversión extranjera sostenible.

Un ejemplo de programas de incentivo a la inversión sería el régimen especial para el establecimiento y la operación de Empresas Multinacionales para la prestación de Servicios relacionados con la Manufactura (EMMA), pero sus resultados están aún por verse.

Esperamos un mayor desarrollo de zonas francas, de tal forma, es de vital importancia contar con una planificación adecuada sobre los espacios que deben ser utilizados para el desarrollo logístico, por su cercanía al Canal, a las fronteras o a nuestros principales activos logísticos, incluyendo el aeropuerto internacional de Tocumen.

Otra tarea pendiente está relacionada con la integración centroamericana y la resolución del conflicto político -principalmente con Costa Rica- para un óptimo desarrollo del transporte terrestre de carga a y desde Centroamérica.

La seguridad tanto física como cibernética jugará un papel preponderante para toda la humanidad. El sector logístico y sus empresas no escapan a esas amenazas por lo que hay que blindarse.

Apoyamos las iniciativas de la Autoridad Nacional de Aduanas con el programa Escudo Invisible, y de grupos como la Alianza contra el Comercio Ilícito, quienes promueven buenas prácticas en la detección, prevención del contrabando, falsificación y piratería.

Es fundamental trabajar con el programa de la Coalición Empresarial Anti-Contrabando (BASC) y que ataquemos el tráfico ilegal de armas y de sustancias ilícitas. Si se seguirá trabajando con el Operador Económico Autorizado (OEA) las autoridades deben asegurar que las empresas autorizadas tengan beneficios tangibles y concretos al ser identificados.

Otro reto es promover la cultura sostenible también en el sector logístico, para que se logre disminuir el calentamiento global, algo que es sensiblemente importante para Panamá por nuestra dependencia de agua dulce para el funcionamiento del Canal.

Es impresionante ver la gran influencia que la logística ha tenido en países pequeños como Singapur y Holanda, los beneficios en sus economías y los efectos positivos en su sociedad.

Por eso pensamos que ya es hora de que nuestro país cuente con un Ministerio de Logística, que sea responsable de un desarrollo del sector adaptado a las nuevas tendencias mundiales -con una política social y sostenible- que beneficie a todos.

Finalmente debemos atacar el principal flagelo de nuestros países, la corrupción. Seguimos siendo testigos de un agravado estado de descomposición de funcionarios y empresarios envueltos en contrataciones con evidentes vicios de conflictos de intereses, donde se hacen supuestas investigaciones que terminan en nada y donde impera la impunidad, situación desatendida por nuestro sistema de administración de justicia.


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