Los revolucionarios de la economía circular



La economía circular es un modelo de producción y consumo que garantiza un verdadero desarrollo sostenible.

Con la divulgación de la teoría de sistemas después de la Segunda Guerra Mundial, las organizaciones comenzaron a valorar las interrelaciones existentes en distintos procesos, pero fue en los años 70 cuando se formalizó el concepto de economía circular.

Con la economía circular promovemos la optimización de recursos, la reducción en el consumo de materias primas y el aprovechamiento de los residuos, reciclándolos o dándoles una nueva vida para convertirlos en nuevos productos.

El objetivo de la economía circular es aprovechar los recursos materiales de los que disponemos, alargando al máximo el ciclo de vida de los productos.

Hasta ahora aplicamos un modelo que algunos expertos denominan “de la cuna a la tumba”, es decir, modelos de producción lineales que se basan en extraer, producir, consumir y desechar.

Por el contrario, los modelos de producción circulares buscan que las materias primas se mantengan más tiempo en los ciclos productivos, puedan aprovecharse de forma recurrente y se mantengan en la economía el mayor tiempo posible.

Las cifras del último reporte de The Circularity Gap muestran que más del 90% de todos los materiales extraídos y utilizados anualmente en el mundo se desperdician.

La circularidad de nuestros procesos productivos es de apenas 8.6% según el mismo reporte, es decir, sólo 8.6% de los materiales vuelven a ingresar a nuestra economía, el resto termina en ríos, vertederos, el mar y cualquier otro lugar de nuestro querido planeta.

En Panamá el Centro de Sostenibilidad y Liderazgo Responsable del IESA está avanzando en una agenda para el desarrollo corporativo en este tema. De igual forma, el pasado jueves se dio en el Museo del Canal Interoceánico un evento muy especial titulado Trash Talk para conocer los retos actuales de Panamá con los residuos.

Este encuentro fue liderado por un grupo de jóvenes emprendedores que crearon Waste Revolution, una fundación sin fines de lucro con el propósito de desarrollar soluciones para hacer accesible el reciclaje.

La fundación ofrece un sistema de recolección de botellas plásticas para aliados responsables que buscan ayudar a cuidar el medio ambiente mediante un proceso que impulsa una cultura de reciclaje para llegar a una economía circular.

Por ello, creo oportuno reconocer a los jóvenes Diego Díaz, Adolfo Altamirano y Monique Chevalier, cofundadores de Waste Revolution que junto a un gran equipo de voluntarios han logrado poco a poco crear conciencia sobre la importancia de la economía circular y desarrollar iniciativas para promover un cambio social y empresarial que permita avanzar hacia una verdadera economía sustentable que regenere los sistemas naturales.

La economía circular llegó para quedarse y el mayor reto es lograr integrar a los diversos sectores productivos, gobiernos, ONG y ciudadanos; entre otros, para lograr tal como lo plantea el informe Brundtland “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de satisfacción de las necesidades de las futuras generaciones”.

El autor es consultor en comunicación estratégica

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