El país ha sumado 60 mil trabajadores adicionales a la informalidad en menos de un año, lo que combinado con los aumentos en la planilla estatal y la contracción del empleo formal privado indica un agravamiento del proceso de precarización y estatización del empleo que se venía desarrollando antes de la pandemia en Panamá.
En octubre de 2021 había 677 mil 875 empleos informales, mientras que para abril de 2022 la cifra se ubicó en 737 mil 922. Esto significa que la informalidad ha atrapado a 48.2% de la población ocupada no agrícola de todo el país.
El Instituto de Estadísticas y Censo (Inec) indica una tendencia que geográficamente no ha variado a través del tiempo. Al mes de abril de 2022 la mayoría de los informales se encontraba en las provincias de Panamá, Panamá Oeste y Chiriquí, que es donde hay mayor densidad de población ocupada en actividades no agrícolas.
En la ciudad de Panamá, por ejemplo, hay 298 mil 732 trabajadores informales (42.8%); en Panamá Oeste otros 135 mil 102 en igual condición (48.8%); mientras que en Chiriquí se reportan 76 mil (54.7%).
En las demás provincias la situación no deja de ser dramática. En Bocas del Toro, de un total de 48 mil 661 ocupados, unos 29 mil 197 son informales, lo que indica un 60% de empleo informal.
En Darién la tasa de informalidad es de 65.6%, y en la comarca Guna Yala del 93.2%.
Las comarcas indígenas destacan, en promedio, con un porcentaje de empleo informal superior al 82.3%, lo que refleja la precariedad en la que se vive en algunas zonas geográficas.
Al comparar la encuesta que realizó el Inec en abril 2022 con la de octubre 2021 por provincias se observó aumento de la informalidad en Chiriquí, con un 4%; Bocas del Toro, 3.9%; y Panamá Oeste, 2%.
Del total de personas con empleo informal, el 59.2% trabajó por cuenta propia; el 26.4% tuvo un empleo como asalariado; el 8.1% fue empleado de servicio doméstico; el 3.3% trabajador familiar; y el 3% patrono.
La clasificación de trabajadores informales incluye a los empleados de la empresa privada sin contrato de trabajo, trabajadores independientes, patronos cuyas empresas cuenten con menos de cinco empleados, personas que prestan servicio doméstico y trabajadores familiares.
El desempeño de la informalidad indica que este es el único indicador en materia laboral en lo que hemos “superado” los niveles prepandemia, dijo el consultor empresarial René Quevedo.
En el 2019 la tasa de informalidad fue de 44.9%.
El Inec informó esta semana que la tasa de desempleo en el país disminuyó de 11.3% a 9.9%, lo que no deja de ser positivo para quienes han conseguido una fuente de ingresos, pero la mejora se debe al aumento del empleo informal.
La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá ayer hizo un llamado sobre este tema, indicando que en el marco del control de la pandemia, el inicio del nuevo periodo legislativo y el arranque del tercer año de Gobierno se plantea la oportunidad de definir prioridades críticas y dar un impulso concreto a la necesaria reactivación de empleos.
“Hoy, las prioridades deben enfocarse en avanzar como país y garantizar un futuro sostenible y equitativo para los ciudadanos”, precisó el gremio.
Los empresarios estiman urgente crear plazas de empleo y estimular el emprendimiento formal; sin perder de vista el esfuerzo que hay que hacer en materia de educación para contar con suficientes personas calificadas y así poder llenar las plazas de trabajo que se generen.
El impulso a los sectores empleadores es fundamental para la creación de empleos, especialmente en el apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que generan entre el 60% y el 70% del empleo.
A juicio de la Cámara de Comercio, las actuales condiciones de la pandemia son considerablemente distintas a los dos últimos años, por lo que en función de eso carece de sentido mantener el Estado de emergencia.
El gremio reconoce que si bien es cierto que ya se suspendió el procedimiento especial para compras del Estado; “también lo es que se mantienen vigentes -e incluso se prolongan- medidas extraordinarias como el Plan Panamá Solidario y sus diferentes componentes, al igual que el uso obligatorio de la mascarilla en espacios cerrados”, pero tales iniciativas cumplieron su cometido y esos recursos deben ser dirigidos de manera eficiente a necesidades prioritarias como la inversión productiva e impulsar el empleo.
Quevedo, por su lado, hace mención a lo que considera una paradoja: baja el desempleo, pero se agrava la crisis laboral, que realmente es una crisis de confianza.
“Si no hay confianza, no habrá inversión privada y sin inversión privada no habrá generación de empleo formal sostenible. Demanda sin inversión solo genera empleos informales, que es lo que está pasando”.