La calificadora Moody´s rebajó el grado de calificación soberano de Panamá de Baa2 a Baa3, al tiempo que ajustó la perspectiva de negativa a estable, informaron este martes en un comunicado. Esto aplica para la calificación de emisor y de deuda senior.
Las obligaciones calificadas en Baa están sujetas a un riesgo crediticio moderado. Se consideran de grado medio y, como tales, pueden poseer características especulativas. Los emisores (o instituciones de apoyo) calificados en Prime-3 tienen una capacidad aceptable para pagar obligaciones de corto plazo según la definición de Moody´s.
Tal baja en la calificación en opinión de Moody´s es porque no ha habido ”una respuesta efectiva por parte de Panamá para abordar desafíos fiscales estructurales que han ido aumentando a través del tiempo. Esta situación denota débil gobernanza y una baja eficacia de la política fiscal, elementos que se incorporan en el marco analítico de la agencia calificadora”.
También consideran que estas condiciones seguirán deteriorando la fortaleza fiscal de Panamá, ya que las autoridades dependen ingresos puntuales, lo que resulta insuficiente para revertir las tendencias subyacentes. Por otro lado, la mejora en la perspectiva (de negativa a estable) es una apuesta a un crecimiento económico sostenido que permita mantener y seguir reduciendo el ratio de deuda/PIB.
Sin embargo, a pesar de que la calificadora pondera la reducción del déficit fiscal de Panamá este año en propiciada por “una fuerte recuperación económica y una serie de medidas puntuales”, apuntan el dedo a las autoridades porque no lograron “atender de manera adecuada desafíos fiscales estructurales” en materia de gastos ni los retos derivados de una “muy reducida base de ingresos tributarios”.
Es así que concluyen que en un contexto de crecientes tensiones sociales, el perfil crediticio de Panamá seguirá estando afectado por continuas presiones sobre las cuentas fiscales. Sumando a esto la incertidumbre, la volatilidad y la dependencia del dólar.
Abona a esta olla de presión una planilla del 30% del gasto total, el aumento de subsidios tanto devenidos de la pandemia como del clientelismo y gastos adicionales que el gobierno ha inflado con la premisa de “mantener la paz social”.
Moody´s cita los 770 millones que supuestamente recibiría Panamá de Minera Panamá cuando se finiquitase el contrato, pero subrayan que “independientemente de ello, Moody’s considera que estos ingresos adicionales no serían suficientes para hacer frente a crecientes presiones fiscales derivadas de una mayor carga de intereses y un continuo deterioro de las finanzas de la Caja de Seguro Social (CSS)”. Esto implica -de acuerdo al informe- que el próximo gobierno habrá de enfrentar una difícil situación, ya que el aumento del gasto en materia de pensiones sería del orden de 1% del PIB en 2025.
También estiman que la carga de intereses aumente en 2024 llegando a representar 15% de los ingresos del gobierno, casi el doble de la mediana de otros países con grado de inversión, cuya carga ronda el 8%, pero además, se espera que esto se mantenga elevado en años siguientes.
Critican también al gobierno por no haber hecho las transferencias de aproximadamente 900 millones de dólares al Fondo de Ahorro de Panamá (FAP), y enfatizan en la falta de información precisa sobre cuentas por pagar por parte de administraciones salientes, que ha causado revisiones importantes de los resultados fiscales, además que la falta de marcos fiscales plurianuales, lo que socava la previsibilidad de la política fiscal.
En otras palabras, la incapacidad de las autoridades para abordar eficazmente desafíos fiscales, aunado a una transparencia limitada sobre la dirección de la gestión fiscal a mediano plazo, denota la presencia de instituciones y gobernanza más débiles de las observadas en sus pares de calificación.
En comité de calificación reunido el 27 de octubre de 2023, Moody´s concluyó que la fortaleza económica de Panamá así como su perfil de deuda -todavía- como emisor de bonos no ha cambiado significativamente, pero que la fortaleza institucional y de gobernanza sí ha disminuido significativamente, volviéndose más susceptible a riesgos de eventos.