El presidente electo José Raúl Mulino prometió un gobierno proempresa, un crecimiento económico que hará brillar al país y dinero en el bolsillo de los panameños.
Pero en medio de enormes desafíos fiscales y una crisis pensional sin precedentes, ayer miércoles reconoció que, después de una primera reunión de transición en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), “todos los números están en rojo”.
Las primeras cartas que se ha jugado para cumplir con sus promesas de campaña y las reiteraciones que hizo en su discurso de proclamación, son el nombramiento de ministros, directores y asesores alejados de la política partidista y enfocados en su experiencia técnica y financiera.
Esto le garantizaría un buen comienzo con los mercados financieros, los bancos de inversión y las calificadoras de riesgo.
Mulino tiene sobradas razones para intentar este tipo de movidas, empezando por la precaria situación de las finanzas públicas y una deuda que sobrepasa los $50 mil millones.
El primer espaldarazo de su estrategia fue la reacción de los mercados al nombramiento de Felipe Chapman como ministro de Economía. Los bonos soberanos panameños registraron el 15 de mayo alzas por encima de la mayoría de sus pares de mercados emergentes, luego de que Mulino nombrara al economista como el encargado de dirigir la política económica del país, lo que incluye el manejo de la deuda.
El precio de los bonos es inversamente proporcional al rendimiento; si los precios suben, las tasas bajan. Si las tasas bajan, el costo de financiamiento para el país disminuye. Esto se refleja también en el costo de financiamiento para los bancos y, finalmente, en los consumidores.
Se ha conocido que Mulino ha dado carta abierta a Chapman para conformar su equipo de trabajo. Desde antes de tomar posesión, ha mencionado en sus entornos de trabajo que es extremadamente importante que el nuevo ministro de Economía lo acompañe durante todo su mandato.
“Bajo mi responsabilidad no se asignará un dólar utilizando el olfatómetro ni la intuición”, ha dicho Chapman, lo que muestra una línea dura con respecto a la asignación de los recursos de forma eficiente, algo de lo que ha carecido el país por muchos años, a criterio de expertos y de las mismas calificadoras.
El abogado Camilo Valdés fue otro nombramiento sensible que hizo Mulino −de forma inesperada− al menos para los que están alejados de su círculo cero.
Valdés, el nuevo director de Ingresos, será una pieza clave en los planes de Chapman, quien ha dicho que uno de sus pilares es mejorar la recaudación de impuestos.
También hay que frenar los gastos. Si las cuentas del sector público son deficitarias, es decir, si los gastos son mayores que los ingresos, el gobierno debe contraer deuda para compensar el desbalance. Y a medida que la deuda aumenta, también lo hace el gasto en intereses, poniendo más presión sobre el presupuesto.
El banco de inversión Barclays ha identificado que, desde el primer día, Mulino estará enfocado en las reformas de las pensiones y su capacidad para alcanzar consensos en la Asamblea Nacional.
En su grupo de asesores está el banquero Roberto Brenes, quien podría contribuir en el tema de las pensiones o el manejo de la deuda.
Brenes dijo a La Prensa que seguramente el presidente electo tendrá una lista de temas en los que le pedirá su criterio. Pero también precisó que habrá algunos tópicos que él, de forma personal, considera que son necesarios evaluar. Se refiere a la redimensión del Estado. “Tenemos un Estado obeso, grande e inflexible”.
Brenes recordó que desde hace dos años viene diciendo que los gobiernos panameños tienen problemas de gerencia. “Aquí debería haber un esfuerzo concertado en mejorar la gerencia del Estado. No hay verdaderos controles presupuestarios, ni metas reales, ni una verdadera rendición de cuentas”, precisó, cuando explicaba que el problema no es solo de asignación de recursos.
“Vas a las instituciones públicas y no funcionan ni las fuentes de agua ni los escusados... todo se sintetiza en mala gerencia. Pero si se hace una buena gerencia, el Estado será más fuerte, más flexible y tendrá capacidad de dar respuesta y solucionar los problemas que aquejan a los ciudadanos”.
En este caso, Brenes puso de ejemplo el problema del agua en un país “donde cae agua por todos lados, pero hay escasez por todas partes”.
Redimensionar el Estado supondrá gastar menos y hacer más con menos recursos, y eso se traducirá en un movimiento hacia una solidez financiera. Lo que ayudaría a mejorar la calificación de riesgo y la atracción de inversión privada, explicó el asesor presidencial.
Otro de esos perfiles en los que se apalancará Mulino es el de José Ramón Icaza, designado como ministro del Canal y al frente de la Secretaría de Metas.
Tiene entre sus prioridades supervisar la construcción de un ferrocarril que conecte la provincia de Panamá con David, en Chiriquí, un potencial generador de empleo y de contratos con todo tipo de proveedores estatales, que ayudarían a cumplir la dinamización de la que ha hablado Mulino.
Este proyecto es uno de los pilares de la infraestructura del gobierno entrante, cuya administración comienza el 1 de julio.
“Aquí no se le va a quitar la licitación a ninguna empresa que ya la tenga en buena lid, porque lo que yo quiero es que terminen las obras”, manifestó Mulino en mayo pasado.
También prometió trabajar en “estrecha colaboración” con empresas privadas, nacionales e internacionales, para reactivar la economía. Se comprometió a pagar las deudas pendientes con los empresarios y a eliminar las trabas burocráticas.
Para la calificadora S&P, aunque es probable que el nuevo presidente asuma el cargo con más capital político que la administración saliente de Laurentino Cortizo, podría ser un desafío introducir medidas oportunas y contundentes para gestionar los desafíos fiscales trabajando con la asamblea fragmentada.
En la celebración de los 37 años de fundación de la Cruzada Civilista, el presidente electo José Raúl Mulino aprovechó la ocasión para revelar lo conversado con algunas de las bancadas de diputados de la Asamblea Nacional y la transición en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
“La Asamblea volverá en su espacio y en su presupuesto a ser lo que fue antes de todas las vagabunderías que ustedes conocen”, afirmó Mulino, haciendo referencia a lo conversado hace unas semanas con la bancada Vamos.
La Asamblea Nacional se ha caracterizado por un despilfarro de fondos públicos, con elevados presupuestos, planillas injustificadas, blindajes políticos a través de propuestas legislativas y el pulseo con el Órgano Ejecutivo para aprobar las leyes que presentan.
En este contexto, Mulino reveló el miércoles un dato preocupante. Según el mandatario electo, sin contar la deuda, de lo que entra y sale del país, solo quedan $500 millones destinados a inversión.