Hace un año, el Biomuseo navegó por aguas turbulentas luego de que sus ingresos se desplomaron un 70% debido a las protestas que, por más de un mes, afectaron la actividad económica del país en rechazo a la firma del contrato entre el Estado y Minera Panamá.
Con un déficit de caja del 30%, el Biomuseo operaba, para finales del año pasado, solo los fines de semana, cuando se pensaba que 2023 sería el año de dejar atrás las pérdidas ocasionadas por la pandemia respiratoria, que en 2020 obligó a mantener cerrado, por más de 7 meses, el edificio diseñado por el afamado arquitecto canadiense Frank Gehry.
La administración del Biomuseo calcula que el número de visitantes, al cierre de 2024, superará los 155 mil, acercándose a las cifras de 2019, cuando 181 mil personas conocieron la historia que se esconde bajo el techo multicolor del edificio ubicado en la entrada de la Calzada de Amador.
Víctor Cucalón, director ejecutivo del Biomuseo, comentó que el trabajo realizado durante 2024 les ha permitido acercarse a los datos de 2019, cuando se registró el mayor número de visitantes desde la inauguración en 2014.
“Sobrevivimos también, igual que el año anterior, y actualmente ya hemos regresado a los 6 días operativos, con planes para este 2025 que nos permitirán aumentar el número de visitantes”, comentó.
Cucalón destacó el papel que está jugando la Calzada de Amador como destino turístico con la operación del puerto de cruceros, el centro de convenciones y el Biomuseo. No obstante, indicó que es importante consolidar la zona como un polo turístico, aumentando la oferta gastronómica y ampliando las actividades al aire libre.
Señaló que mantienen conversaciones con la Autoridad de Turismo de Panamá, el Ministerio de Cultura y la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos para promover la circulación de nacionales y extranjeros entre el Biomuseo, el Casco Viejo, el centro de visitantes de Miraflores y otros puntos de interés de la ciudad capital.
“Amador es un ancla turística por la vista que ofrece; es uno de los lugares más bellos del país, y no es fácil encontrar un punto similar en el mundo. Hemos colocado 48 carteles informativos a lo largo de la Calzada que narran la historia del Canal de Panamá, la construcción de la propia Calzada y por qué se unieron las islas, además de cómo el corredor mesoamericano se conecta con Amador a través del Cerro Ancón”, explicó.
Actualmente, el Biomuseo cuenta con 9 exhibiciones, de las cuales dos son permanentes, entre ellas la que relata la historia del surgimiento del Istmo de Panamá, y otra que destaca la importancia del país en la migración de las aves entre hemisferios. En las tres hectáreas donde se ubica el Biomuseo se han identificado 300 especies de aves, lo que resalta la importancia de la exhibición realizada en colaboración con la ONG especializada en la protección y avistamiento de aves, Audubon Internacional.
También, durante los próximos cuatro meses, seguirá disponible la exhibición de los fósiles encontrados durante las excavaciones relacionadas con la ampliación del Canal de Panamá. A 10 años de estos trabajos, los científicos han identificado un número importante de fósiles hallados en el Canal. Además, se cuenta con información sobre su alimentación, cómo llegaron a Panamá y de dónde provenían.
Al contenido que ya ofrece el Biomuseo, en enero se sumará lo que, según Cucalón, es considerada la exhibición más ambiciosa diseñada y organizada por la Fundación Amador, responsable de la operación y administración de este atractivo turístico. Se trata de la exhibición “Ojos en el Espacio”, que narrará la historia de la exploración del universo, incluyendo la llegada del hombre a la Luna, la importancia de los satélites y la exploración en Marte.
Aunque la inauguración oficial está programada para el 18 de enero, con una noche de eventos especiales, la exhibición estará disponible desde el 14 de enero. Entre las atracciones destacadas se encuentra la réplica de un satélite y un modelo de uno de los vehículos robóticos conocidos como Rover, que la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) ha utilizado para estudiar el planeta rojo.
Cucalón adelantó que la exhibición “Ojos en el Espacio” estará disponible durante un año. Además de cubrir toda la temporada alta del turismo en Panamá, que se registra en la época seca, el plan incluye ofrecer la mayor cantidad de visitas escolares para que los estudiantes conozcan contenido relacionado con la exploración espacial.
“Adquirimos una réplica pequeña del Rover que puede ser manejada por control remoto, contará con cámaras y permitirá a los estudiantes experimentar la sensación de controlar un equipo que está siguiendo instrucciones en otro planeta. Incluso podrán observar cómo las órdenes demoran más de 8 minutos en llegar entre la Tierra y Marte”, comentó.
Durante el tiempo que dure la exhibición espacial, los visitantes también podrán observar la bandera panameña que viajó a la Luna en el Apolo 11, así como fragmentos entregados por el gobierno de Estados Unidos a Panamá en 1973 en agradecimiento por la colaboración en el entrenamiento de los astronautas en la selva panameña, durante maniobras de supervivencia, y por el apoyo en el paso de las embarcaciones norteamericanas que participaron en la recuperación del módulo espacial cuando ingresó a la Tierra.
Cucalón indicó que la bandera ha permanecido resguardada durante más de 40 años en el Museo de Ciencias Naturales y ahora formará parte de la exhibición “Ojos en el Espacio”.
Colaboración con la ATP
El trabajo que realiza el personal del Biomuseo trasciende las 3 hectáreas donde está ubicado el edificio. La calidad de su contenido se está replicando en otros puntos del país, específicamente en 6 centros de visitantes de la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP). Financiado con fondos aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Biomuseo fue seleccionado para remodelar y diseñar el contenido de los centros de visitantes de la ATP en Pedasí y Portobelo, que ya están abiertos, así como el de Boquete, que será entregado en los primeros días de 2025. Por su parte, el centro de visitantes de Bocas del Toro, que estará ubicado cerca del mar, está programado para finales del próximo año.
El Biomuseo también será responsable del centro de visitantes de Tierras Altas, que destacará la biodiversidad del volcán Barú y contará la historia de piratas en el Pacífico panameño, y del centro de visitantes de la ciudad de Colón, que estará ubicado en la batería Morgan.
“Nuestra investigación nos ha permitido identificar lo que sería el primer dibujo del volcán Barú, el cual formaba parte de la carta de navegación del galeón Esmeralda de la flota española, que fue atacado por piratas. Esa carta de navegación fue adquirida por la corona inglesa, y nosotros vamos a plasmarla en un gran mural que estará en el centro de visitantes de Tierras Altas”, explicó Cucalón.