El crimen organizado tiene un fuerte interés en lavar activos a través del sistema bancario y financiero, según afirma el general Óscar Naranjo, exdirector de la Policía Nacional de Colombia, quien participó en el XXVIII Congreso Hemisférico de la Asociación Bancaria de Panamá sobre la prevención del lavado de dinero y la lucha contra el financiamiento del terrorismo.
Naranjo alerta que la banca está amenazada por el crimen organizado, lo que exige reforzar los sistemas de control para contener los delitos de lavado de dinero y evitar el financiamiento al terrorismo. A sus 67 años, Naranjo fue vicepresidente de Colombia entre 2017 y 2018, y también ocupó el cargo de ministro consejero de la Presidencia para el Postconflicto, Derechos Humanos y Seguridad.
El general colombiano destaca que, aunque la región atraviesa un momento crítico, no se debe claudicar en la lucha contra la corrupción. “La corrupción debe visibilizarse y combatirse frontalmente”, subraya.
“El delincuente usa múltiples disfraces: uno para acercarse a los bancos, donde se presenta como un encantador de sirenas; otro como guerrero y destructor frente a la policía; y un último, como un ‘dios’ generoso, cuando busca corromper a un oficial ofreciendo sobornos”, explica.
La psicología empresarial y el entrenamiento de los oficiales de cumplimiento de los bancos, según Naranjo, son puestos a prueba por los delincuentes que intentan utilizar el sistema bancario y financiero para lavar dinero. Durante sus 36 años de experiencia policial combatiendo el crimen, Naranjo observó que algunos oficiales de cumplimiento del sistema cayeron en corrupción o negligencia.
“La mayoría de los casos de oficiales de cumplimiento implicaron negligencia al no avanzar con diligencia en los debidos procesos. Siempre hay que hacer más y garantizar que se cumpla esa debida diligencia. En otros casos, los incumplimientos se dieron por omisiones de buena fe”, señala.
Recalca que, en ciertos casos, el ingenio de los delincuentes supera los sistemas de control. Añade que, para que un sistema de controles sea efectivo, debe asegurar la rendición de cuentas. “Los controles que no rinden cuentas no son verdaderos controles; además, se necesita un modelo de pesos y contrapesos. Desde el sector público, muchas veces los controles tienden a estar encapsulados, dejando a los ciudadanos fuera”, advierte.
A su juicio, un buen sistema de control debe ser muy participativo. “Es necesario transformar al cliente en un auditor de ese control”, concluye.