La cuenta regresiva comenzó. El transporte aéreo global tiene la meta de ser carbono neutral en 2050. En octubre de este año la Organización de Aviación Civil (OACI), que pertenece a las Naciones Unidas reafirmó esta meta firmada por 193 estados miembros, entre ellos Panamá.
En 2021 la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) presentó la iniciativa Fly Net Zero o una aviación libre de carbono, a la que se añadió la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA).
“Ahora que los gobiernos y la industria están enfocados en el cero neto para 2050, esperamos iniciativas políticas mucho más sólidas en áreas clave de descarbonización, como incentivar la capacidad de producción de combustibles de aviación sostenibles (SAF)”, dijo Willie Walsh, director general de IATA ante la decisión de la OACI.
El gremio de las aerolíneas estima que el uso de SAF puede ayudar a mitigar o reducir en 65% las emisiones de carbono. Pero en el mundo hay un déficit de este combustible y el costo aún no es competitivo. La producción de SAF es menos del 0.01% del consumo global de combustibles jet.
El año pasado la industria aérea compró 100 millones de litros de SAF que estaban disponibles, pero el precio es mucho más alto que el combustible para aviones convencionales, advirtió Walsh.
Los cálculos de la industria es que la aviación requerirá una capacidad de producción anual de 449 mil millones de litros de SAF para atender la demanda global de combustible de las aerolíneas en 2050.
Actualmente hay inversiones para elevar la producción de 125 millones de litros a 5 mil millones de litros para 2025 lo que permitiría un millón de vuelos sostenibles. “Con incentivos gubernamentales efectivos, la producción mundial podría alcanzar los 30 mil millones de litros para 2030, lo que sería un punto de inflexión para la producción y utilización de SAF”, destacó la IATA.
Hasta ahora, más de 38 países cuentan con políticas específicas de SAF que allanan el camino para el desarrollo del mercado. Varias aerolíneas han celebrado acuerdos de compra a plazo por valor de 17 mil millones de dólares para SAF, que podrían alcanzar los 30 mil millones de dólares para 2025.
Una región con recursos para producir SAF
José Ricardo Botelho, director de ALTA, insiste en que la región no debe desperdiciar su potencial de recursos naturales para generar propuestas e infraestructura de producción de combustible sostenible, sea a través de biocombustible, hidrógeno verde u otras tecnologías, que permitan a las aerolíneas que operan en Latinoamérica comenzar a reducir su huella de carbono.
“La región cuenta con toda la materia prima necesaria y la capacidad de generar los empleos necesarios para lograrlo. Por nombrar un ejemplo, Brasil tiene el potencial con sus materias primas de abastecer más del 30% de la demanda global de SAF para 2030. Es una gran oportunidad que no podemos desaprovechar”, dijo Botelho.
Panamá construye planta de biocombustible
En esa ruta, Panamá anunció los primeros pasos para tener lo que sería una refinería propia de biocombustible para el transporte aéreo y terrestre. Se trata de la llamada Ciudad Dorada, que iniciará su construcción entre 2023 y 2024 y espera operar en una primera fase en 2025.
Hasta ahora se sabe que el proyecto se construirá en un área de 130 hectáreas que dio en alquiler la Zona Libre de Colón, cerca del Aeropuerto Enrique Jiménez de Colón, por parte de las empresas SGP BioEnergy en asociación con Topsoe Sustainable Aviation Fuel, aliadas para buscar inversionistas.
Esta refinería tendrá una capacidad de 180 mil barriles por día (2 mil 600 millones de galones por año) de biocombustible y 405 mil toneladas métricas de hidrógeno verde al año. Han indicado que la inversión estimada será de 7 mil millones de dólares.
”No solo produciremos el combustible que descarbonizará el transporte, sino que lo haremos de una manera que también descarbonice el proceso de fabricación en sí. Es la primera vez que se producirán juntos biocombustibles avanzados e hidrógeno verde a esta escala”, sostuvo Randy Delbert Letang, director ejecutivo de SGP BioEnergy en el acto que dio la primera palada de la obra en Colón el pasado mes de octubre.
Parte de la tecnología denominada HydroFlex que se usará en esta planta tendrá la capacidad de procesar el biocombustible a partir de soja, camelina, canola/colza y avellana.
Aunque se desconocen las etapas en las que se desarrollará el proyecto y sus consecuentes inversión según las fases de la obra, se adelantó que usarán la concesión de Zona Libre de Combustible que tiene ya Panama Oil Terminals S.A que cuenta con dos terminales una en Balboa y otra en Cristóbal.
“La asociación con Panama Oil Terminals bi-costal (Potsa) proporciona logística global clave y acceso a más de 1,900 puertos globales”, dijo la empresa SGP BioEnergy en un comunicado.
La producción en gran parte se destinará a la exportación de biocombustible, aunque aún no hay planes para abastecer el mercado local ni al hub aéreo.
El secretario nacional de energía, Jorge Rivera Staff, explicó que el proyecto no está enfocado en la matriz energética de Panamá en el corto plazo, sino en el mercado de aviación de Estados Unidos. “Lo que si permitiría es que el sector agrícola de Panamá pueda ser proveedor de materia prima y usuario de sus productos en el mediano plazo”.
Sobre las regulaciones aplicadas a este proyecto, Rivera Staff informó que aún no se ha dado ninguna concesión porque esta refinería está en la fase de estudios y trámites previos, incluso aun no tienen Estudio de Impacto Ambiental. “En su momento se aplicará la regulación para refinerías contemplada en nuestra legislación”, apuntó.
En mayo, cuando se anunció la inversión de la refinería, se hablaba de una alianza público- privada, pero el ministro consejero para la facilitación de la inversión privada, José Alejandro Rojas, aclaró que se trata de una inversión 100% privada.
Giovanni Ferrari, gerente de la Zona Libre de Colón, indicó que la refinería representa una oportunidad que generará más de mil empleos.
La industria aérea local espera tener más detalles de esa refinería dado que son los usuarios naturales del combustible. Justo el 15 de diciembre próximo la IATA organizará un foro en Panamá para hablar de aviación sostenible.
Carlos Conde, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas de Panamá, dijo que aunque desconocen los detalles de la refinería, consideran que de concretarse el proyecto es una buena iniciativa pues las aerolíneas están enfocadas en lograr reducir el uso de combustibles fósiles.
”Será muy provechoso para Panamá y la región, pues una planta de biocombustible puede servir para suministrar combustible a todas las aerolíneas que operan en el hub aéreo”, menciono.
El consumo de combustible de aviación o jet fuel en Tocumen se calculaba antes de la pandemia en 600 mil galones diarios.
En Paraguay la empresa Bsbios construye una refinería que tendrá una capacidad de producción de 20 mil barriles diarios y una inversión estimada de mil millones de dólares para 2025. La producción se basará en aceites de soya, aceite reciclado y grasa animal.
Se estima que para 2030 el tráfico mundial de pasajeros alcanzará los 5 mil 642 millones de personas y para 2050 la cifra superará los 10 mil millones de viajeros. El impacto de estos viajes puede representar 21.2 gigatoneladas de CO2 por lo que urge una acción conjunta para detener las emisiones y transformar los viajes en generadores de cambio a favor de la sostenibilidad y el medioambiente.