El deterioro fiscal de Panamá en 2024 superó los peores escenarios previstos por dos agencias de riesgo que evalúan las finanzas y el endeudamiento del país.
Fitch Ratings, que en marzo pasado retiró el grado de inversión al país, indicó recientemente que proyecta que la deuda terminará el año representando el 63% del producto interno bruto (PIB), mientras que el pago de intereses equivaldrá al 19% de los ingresos proyectados para este año.
Para la calificadora, esta relación es “peor de lo que esperaba para fin de año, luego de realizar la rebaja de la calificación a finales del primer trimestre del año”.
Por su parte, Moody’s, que a finales de noviembre cambió de negativa a estable la percepción de la deuda panameña, indicó que este año “las cuentas fiscales y las métricas de deuda de Panamá se han deteriorado significativamente, superando nuestras proyecciones al momento de nuestra última acción de calificación en octubre de 2023″.
Para las dos calificadoras, el hecho de que el gobierno del presidente José Raúl Mulino no lograra aprobar un presupuesto significativamente menor al de 2024 evidencia el desafío que enfrentará el país el próximo año para mejorar su perfil fiscal.
La administración Mulino presentó inicialmente un presupuesto de 26,084 millones de dólares, pero la propuesta encontró una fuerte oposición en la Asamblea Nacional. Luego de varios intentos, los diputados aprobaron un monto de 30,111 millones de dólares, cifra inferior a los 30,690 millones de dólares aprobados para este 2024.
Para Fitch y Moody’s, la cifra aprobada para el próximo año es un avance en el camino que debe recorrer el país para fortalecer sus finanzas, pero consideran que será insuficiente para lograr un cambio significativo en el corto plazo.
Llamado de atención
Esteban Tamayo, economista principal para Centroamérica y países andinos de Citi, comentó que el cambio de perspectiva realizado por Moody’s debe ser visto como un llamado de atención, porque técnicamente al país le quedan 12 meses para lograr un cambio significativo antes de que la calificadora realice una nueva revisión del perfil fiscal.
“Ya tenemos a Fitch por debajo del grado de inversión, y si Moody’s baja la calificación del país, quedarían dos de las tres grandes calificadoras por debajo del grado de inversión, y eso es lo que el mercado entiende como perder el grado de inversión”, comentó Tamayo.
Para René Quevedo, consultor empresarial, ya el mercado y los inversionistas tratan a Panamá como un país sin grado de inversión. Cita los altos intereses que están solicitando para adquirir la deuda del país, que actualmente alcanza los 53,809 millones de dólares.
“Pasamos de tasas por debajo del 3% en 2019 a pagar intereses por encima del 8% a finales del quinquenio pasado, y actualmente estamos por el orden del 6%. Somos vistos como un país de alto riesgo”, comentó Quevedo.
Para mejorar el perfil fiscal del país, el gobierno está apostando a incrementar la recaudación fiscal en 2025, apoyándose en gran medida en la facturación electrónica. Sin embargo, para Fitch, la tarea se vislumbra complicada.
“Creemos que será difícil lograr una mejora tan grande. La recaudación tributaria de Panamá ha tenido un desempeño inferior al crecimiento económico durante mucho tiempo. Las autoridades esperan que sus esfuerzos para combatir la evasión fiscal reviertan esta tendencia. Los esfuerzos anteriores no lo han logrado, incluida la facturación electrónica y la penalización de la evasión fiscal”, aclara Fitch.
Sobre este punto, Moody’s considera que una situación fiscal materialmente peor de lo proyectado este año, combinada con rigideces fiscales que perjudican la capacidad del gobierno para reducir rápidamente el déficit, aumenta los riesgos de que la fortaleza fiscal de Panamá se debilite materialmente por debajo de sus expectativas anteriores.
Otro punto en que coinciden las dos calificadoras es que el déficit fiscal para este año cerrará en 6% o por encima de este porcentaje, muy distante del 2% que estipulaba la Ley de Responsabilidad Social Fiscal para este año antes de ser modificada en octubre pasado, producto de la caída en los ingresos corrientes.
“Proyectamos que el déficit fiscal de todo el año alcanzará el 6% del PIB, con un amplio margen de incertidumbre dependiendo de los resultados de la amnistía fiscal vigente hasta el 31 de diciembre”, comentó Fitch, mientras que Moody’s prevé que el déficit fiscal de este año superará el 6% del PIB, mientras que la relación deuda/PIB se acercará al 61%.

El informe del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) al mes de septiembre refleja un déficit de 7.14%, con ingresos totales del Gobierno Central por 8,340 millones de dólares. El déficit reportado durante los primeros nueve meses del año supera el 4.76% registrado en igual periodo del año pasado, cuando los ingresos sumaron 9,052 millones de dólares.
Para el ministro del MEF, Felipe Chapman, la decisión de las calificadoras, en especial de Standard & Poor’s (S&P), que revisó la calificación soberana de Panamá de BBB a BBB-, manteniendo una perspectiva estable, estaba anticipada por los mercados y analistas, dado el deterioro fiscal que el país ha enfrentado en los últimos años, acelerado especialmente en los 24 meses previos.
“Se nos está dando un campanazo muy fuerte a la República de Panamá, no al gobierno actual, que está heredando una situación terrible, la cual vamos a resolver. Se nos envía una señal de que, si somos responsables y prudentes a la hora de tomar decisiones tan importantes como una reforma al programa de jubilaciones y pensiones, los beneficios serán realmente significativos”, dijo el funcionario.
Al 31 de octubre, el saldo de la deuda del país representa el 61.6% del PIB nominal proyectado por el MEF, estimado en 87,347 millones de dólares para 2024.
Al respecto, el economista Ernesto Bazán, manifestó que la opinión emitida por las calificadoras, incluyendo a Standard & Poor’s, indica que las métricas fiscales y las finanzas públicas están en peor condición de lo esperado.
“Aquí hay un tema muy importante que es la causa raíz de la crisis fiscal, y es el déficit fiscal. Es decir, gastamos más de lo que tenemos. Pero, a diferencia de lo que ocurría en años anteriores, antes de la pandemia, ahora el déficit está en nivel récord. En 2020, el año en que la economía se paralizó, el déficit alcanzó los 5,500 millones de dólares. Sin embargo, ahora, faltando algunas semanas para que termine el año, el déficit supera los 6,000 millones de dólares”, comentó Bazán.
En octubre pasado, el Gobierno firmó un préstamo de 1,000 millones de dólares con el banco estadounidense JP Morgan para financiar el presupuesto de 2024, ante la caída de los ingresos corrientes, que al cierre del décimo mes del año totalizaban 6,883 millones de dólares. Esta cifra representó un déficit de 1,456 millones de dólares respecto a lo proyectado por el gobierno del expresidente Laurentino Cortizo.
Bazán opina que estructuralmente el país enfrenta un grave problema y coincide con las calificadoras de riesgo en que será muy difícil revertir ese déficit, ya que los intereses están aumentando, alcanzando incluso el 19% de los ingresos.
“Eso realmente complica nuestro panorama, porque mientras más crecen los intereses, vamos a tener que endeudarnos más o hacer algún sacrificio fiscal dejando de gastar en otros rubros. Entonces, en la medida en que el déficit fiscal se mantenga elevado, el país seguirá tomando deuda e incrementando su ratio de deuda sobre PIB”, añadió el economista Ernesto Bazán.
Más intereses
Al 31 de octubre, se habían pagado 2,293 millones de dólares en intereses, lo que representa más del 25% de los ingresos totales percibidos por el Gobierno. En promedio, la deuda panameña tiene una tasa de interés de 5.31%, siendo el interés más alto el relacionado con los financiamientos otorgados por entidades multilaterales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, con un promedio de 6.56%. Le siguen las Letras del Tesoro y los bonos globales, con tasas de 6.20% y 5.23%, respectivamente.
En los primeros cuatro meses del gobierno de José Raúl Mulino, la deuda se ha incrementado en 1,949 millones de dólares. Durante la administración Cortizo, el saldo de la deuda aumentó en un 94.6%, desde los 26,612 millones de dólares registrados en junio de 2019, alcanzando un incremento de 25,200 millones de dólares.
Bazán destaca que este año no hay límite en la Ley de Responsabilidad Social Fiscal, tras los cambios aprobados en octubre pasado. Dichos cambios fijaron un límite del 4% para 2025; 3.5% en 2026; 3.0% en 2027; 2.5% en 2028; 2.0% en 2029; y 1.5% a partir de 2030.
“Suponiendo que terminemos este año con un déficit fiscal de 6%, reducirlo en un 2% requerirá muchos esfuerzos, como disminuir los gastos de manera drástica, reducir exoneraciones o combatir la evasión fiscal. Y eso es algo que al país le va a costar mucho porque, aunque es necesario, no ha ocurrido en los años anteriores. Por lo tanto, representa un inmenso desafío para la administración actual”, explicó Bazán.
Para Fitch, el Gobierno podría enfrentarse a una oposición similar a la registrada durante la aprobación del presupuesto del próximo año si intenta realizar cambios en la tributación.
La calificadora considera que sería necesaria una consolidación más rápida para comenzar a reducir la relación entre la deuda y el PIB. Para Fitch, lograr ese equilibrio es clave para que el país obtenga una calificación positiva en la próxima revisión de las finanzas de Panamá, programada para marzo de 2025.
Por otro lado, Moody’s destaca que es fundamental que las autoridades gestionen eficazmente el gasto para cumplir con la meta de reducción del déficit del próximo año. Además, advierte que, si no se abordan las rigideces presupuestarias asociadas a factores legales, estas podrían limitar severamente los esfuerzos de consolidación fiscal en los años siguientes.