El cambio de rumbo que han dado las cadenas de suministros globales para ubicar los negocios y empresas cerca de los proveedores y diversificar las fuentes de suministro abre nuevas oportunidades para América Latina y el Caribe. Y en este ajedrez comercial Panamá puede ser parte del ecosistema de inversiones.
Así lo ven expertos de la firma de consultores McKinsey & Company que presentaron en la reciente Conferencia Anual Marítima, los escenarios para aprovechar las inversiones de nearshoring o reubicación de negocios cerca de los mercados de consumo, como Estados Unidos.
Amalia Toro, socia de McKinsey & Company en Panamá, sostuvo que todas las compañías multinacionales están empezando a cambiar los flujos globales y por ende sus cadenas de abastecimiento para servir mejor al mercado principal que es Estados Unidos.
“Dada la proximidad geográfica que existe entre Centroamérica, México y Estados Unidos, esta región se vuelve muy interesante; y obviamente Panamá puede tener esta oportunidad”, indicó Toro.
Entre los factores que determinan que una empresa reubique sus operaciones en un país está el costo y el capital de inversión.
“Las empresas quieren tener una estructura de costos efectiva y competitiva, porque si bien lo que están buscando las compañías es tener mayor facilidad, proximidad y simplicidad en sus cadenas de abastecimiento, al mismo tiempo no pueden hacerlo a expensas de un aumento en los precios para el consumidor, que luego impacte todo su ejercicio financiero”, explicó la especialista.
Otro factor radica en garantizar la calidad de los productos. La socia de McKinsey menciona que las empresas analizan la sofisticación del talento, el acceso que puedan tener a la importación de tecnología y también buscan un buen servicio logístico que sea efectivo, además de reducir el inventario.
También toman en cuenta que tan rápido pueden responder de forma resiliente a las disrupciones repentinas de la cadena de suministro.
Un informe de la consultora McKinsey refiere que el riesgo de interrupción de las cadenas globales de suministro se ha intensificado en los últimos años con la pandemia, los riesgos políticos, disputas comerciales, desastres naturales y ataques cibernéticos, entre otros.
Esto significa que hay más probabilidades de que se fracture ese suministro. “Los riesgos ocurren cada 3.7 años en promedio, por lo que tener la fabricación y el abastecimiento de bienes e insumos fuera de una región, y con cadenas de suministro muy amplias, hace que la vulnerabilidad sea mayor”.
Igualmente agrega el estudio que las expectativas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) que son más rigurosas, hacen que las empresas también evalúen el impacto que tiene en sus cadenas de producción el transporte y el consumo de energía, que pueden llegar a significar el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Las importaciones a larga distancia pueden generar 10 veces las emisiones de los productos fabricados en América del Norte”, indican Mike Doheny, Manuel Gómez, Carlos Nolasco y Carlos Ornelas, en un documento donde se analiza la regionalización de la cadena de suministro.
Amalia Toro precisa que el costo de la mano de obra y el acceso a talento capacitado también está dentro de los factores que determinan la reubicación de los negocios cerca de los mercados de consumo. “Cómo las organizaciones son capaces de encontrar a países específicos donde van a introducir acciones de nearshoring el talento para lograrlo”.
¿Cuáles industrias están buscando regionalizar sus negocios?
Según el índice que mide la viabilidad de la regionalización elaborado por IHS Markit y McKinsey, las industrias con un alto potencial para relocalizar sus negocios y movilizar sus cadenas de abastecimiento, son las de dispositivos médicos, semiconductores y componentes electrónicos, computación y electrónica y farmacéutica.
También aparecen en un rango medio en este índice industrias como la automotriz, equipos eléctricos, maquinaria, químicos, y aeroespacial.
“No es lo mismo regionalizar una producción de microchip, que requiere entre 15 mil millones y 20 mil millones de dólares de inversión, que una empresa farmacéutica para producir antibióticos, por lo que los costos dependerán del tipo del negocio”, apuntó Rubén López Fernández, socio de McKinsey.
Igualmente indica que al requerir una mano de obra especializada estas industrias también buscan que los países tengan ese personal capacitado.
¿Qué retos tiene Panamá?
En primera instancia se indica que el costo de la mano de obra es más alto en Panamá que en otras regiones, por lo que puede afectar a negocios de manufactura que buscan ubicarse en países donde pueden contratar a más personal de forma competitiva, económicamente hablando.
“Panamá tiene altos costos laborales por hora de hasta 3 veces más que México y mayor costo de energía para industrias de algunos países comparables, por ejemplo 2 veces más costoso que en Estados Unidos. Pero a su vez, el país cuenta con el menor costo logístico, lo que supone una oportunidad para algunas compañías con escala global que podrían compensar los otros costos”, detalló López Fernández.
En tanto, solo 7% de la mano de obra de Panamá trabaja en manufactura, lo que contrasta con el 10% a 17% de otros países de la región. “Si bien hay una ventaja competitiva por productividad, las industrias que dependen de mayor mano de obra o cadenas de suministro complejas, buscan mayor escala”, dijo Fernández.
Una ventaja que tiene Panamá es la gran infraestructura logística, portuaria y de servicios marítimos, terrestres, aéreos y de comercio que buscan las empresas que quieren distribuir sus productos a la región con mayor eficiencia.
“Es una oportunidad gigantesca, el sector privado tiene mucha preponderancia en Panamá, por lo que es muy factible atraer más inversión de nearshoring, Panamá sigue siendo muy atractivo para la inversión extranjera”, apuntó Rubén López Fernández.
La perspectiva del Banco Mundial
William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, sostuvo que América Latina y el Caribe tiene una oportunidad única para integrarse más comercialmente y atraer nuevas inversiones.
“Para impulsar el crecimiento que tanto necesita la región, los países deben preservar la resiliencia que tanto les costó ganar y aprovechar las oportunidades únicas que ofrecen las tendencias de la economía mundial hacia la relocalización de empresas (nearshoring) y la industria verde”.