La venta de pasajes de avión repuntó con fuerza a pesar de los precios altos tras una desaceleración ligada a la variante ómicron de la Covid-19 a principios de año, con lo cual las aerolíneas estadounideses esperan volver a números positivos pese al encarecimiento del combustible derivado de la guerra en Ucrania.
Las tres grandes empresas estadounidenses del sector presentaron pérdidas en el primer trimestre del año (1,600 millones de dólares para American Airlines, 1,400 millones para United Airlines, 940 millones para Delta Air Lines).
Sin embargo, más de dos años después del inicio de la pandemia de Covid-19, la necesidad de viajar parece tentar a los pasajeros. American y Delta registraron ventas récord en marzo.
Escasez de personal. Efectos de pandemia
Vuelos
Ante las dificultades para reclutar personal suficiente, y al no poder contar con todos los aviones previstos en su flota por contratiempos con los aviones de Boeing, las compañías se abstienen por el momento de ofrecer la misma cantidad de vuelos que antes del estallido de la pandemia.
El jefe de United, Scott Kirby, cree que la demanda está en su punto más alto desde que se unió al negocio hace 30 años.
Sin embargo, según cifras gubernamentales, los precios de los boletos de avión comprados en Estados Unidos han aumentado considerablemente en el último tiempo, un 10.7% en marzo en comparación con febrero, por ejemplo.
La subida permite a las empresas compensar el aumento del precio del combustible, normalmente la segunda fuente de gasto de estas empresas después del personal.
“Vimos en marzo lo que era posible (...) con un aumento de la demanda gracias a la caída de las tasas de contagio (de Covid-19), la relajación de las restricciones y una recuperación” de los viajeros frustrados en el punto álgido de la pandemia, señaló el nuevo director general de American, Robert Isom, durante una conferencia telefónica.
Desde el lunes, tras una decisión judicial, los pasajeros ya no están obligados a usar mascarilla en los aviones dentro de Estados Unidos, lo que provocó reacciones encontradas entre los pasajeros encantados de deshacerse de ellas y otros preocupados por el riesgo de contagio.
El gobierno federal anunció el miércoles que apelaría la decisión.