Sentados en sillas plegables, los excursionistas divisan con prismáticos el “Ever Forward”, un buque portacontenedores varado desde hace un mes en la bahía de Chesapeake, en la costa este de Estados Unidos, que alarma a los ecologistas.
En esta mañana primaveral de abril, los visitantes acuden a un parque de la ciudad de Pasadena, Maryland, que les sirve de mirador para disfrutar del barco varado en casi seis metros de lodo, a unos cientos de metros de la orilla.
“Incluso con las tormentas que hay aquí en la bahía, no solemos tener barcos encallados como este”, afirma Frederick Schroeder, un jubilado que ha traído una cámara de fotos para retratarlo porque es “una oportunidad única en la vida”.
El 13 de marzo por la noche, el mastodonte de la empresa taiwanesa Evergreen, de 334 metros de eslora y que puede transportar cerca de 12,000 contenedores, quedó inmovilizado en la bahía de Chesapeake, un estuario gigantesco con mucho tráfico marítimo que abarca el Puerto de Virginia y Baltimore, respectivamente el segundo y tercero más importante de la costa este de Estados Unidos.
La desventura del “Ever Forward” recuerda a la del “Ever Given”, otro portacontenedores de Evergreen que quedó atascado en un banco de arena en el Canal de Suez en marzo de 2021 bloqueando el tráfico durante casi una semana.
Los guardacostas estadounidenses llevan tres semanas intentando sacar a flote al “Ever Forward” con la ayuda de remolcadores y dragas.
En los últimos días, las grúas descargaron la mayor cantidad posible de contenedores para aligerarlo.
Los guardacostas contaron a la AFP que han descargado un total de 137 contenedores pero tienen que sacar más antes de poder intentar de nuevo reflotarlo.
John Zeglin, un jubilado casi octogenario, que acudió a ver el buque “por curiosidad” con su pareja desde las afueras de Washington, una ciudad situada a poco más de una hora de viaje, se imagina que el capitán debe sentirse “avergonzado”.
Los defensores del medioambiente tienen otras preocupaciones.
Doug Myers, científico de la asociación ecologista Chesapeake Bay Foundation, está alarmado por el riesgo de que se rompa el casco del buque y libere cientos de litros de combustible.
“Cada vez que un barco encalla, existe este riesgo”, explica a la AFP Myers, con mucha experiencia en vertidos de petróleo al haber trabajado en Texas en la década de 1990.
También le preocupa que, con el dragado, se escore y se pierdan contenedores en la bahía.
“El encallamiento de por sí en aguas poco profundas ya causa daños: estos bancos de arena (...) contienen almejas y gusanos, y otros hábitats muy importantes para los peces”, lamenta.
Fuera del agua, una posible fuga de petróleo perjudicaría sobre todo a los pájaros, en un momento en el que las aves migratorias se detienen en la bahía o incluso anidan en ella durante el verano.
En la bahía hay muchos gavilanes pescadores, dice Myers, quien se preocupa por estas aves rapaces y pide un cordón de protección alrededor del “Ever Forward” para evitar fugas de fueloil.