Las próximas semanas serán decisivas en el proceso de reorganización conciliada de la cadena Justo y Bueno en Panamá, la cual debe llegar a un acuerdo con sus acreedores, con quienes acumula deudas por unos $54 millones.
La debacle de las tiendas minoristas se vio reflejada ante los ojos de los consumidores panameños hace un año, cuando se dio el cierre temporal de sus operaciones, para luego dar paso a un nuevo inversionista que inyectó capital y logró la reapertura de las tiendas.
Justo y Bueno se acogió a la Ley 212 del 29 de abril de 2021, por la cual se establece el régimen especial para los procesos de reorganización conciliada por motivos de la emergencia nacional por la pandemia, siendo la primera empresa en aplicar al procedimiento, administrado en el Centro de Conciliación y Arbitraje de Panamá de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá.
En base a lo que dicta la norma, este proceso de reorganización implica la asignación, a través de un sorteo, de un conciliador [en este caso, Aurelio Barría] y la presentación del llamado Aviso de Intención ante el Juzgado Primero de Circuito Civil del Primer Circuito.
Con la publicación de dicho aviso se hace el llamado a todos los acreedores y se obtiene la protección concursada por seis meses para evitar secuestros, mientras se presenta un plan de rescate que debe ser acordado por las partes para que la compañía se mantenga a flote.
El plan de reorganización se inició el pasado mes de marzo, y el 8 de abril se coordinó una reunión plenaria en la que participaron todos los proveedores, el deudor y el conciliador.
En dicho encuentro se estableció que Jorge Plaza, como nuevo principal accionista, presentaría propuestas para salvar la empresa.
Al mismo tiempo, el empresario venezolano, cuya familia hizo un nombre en el mundo metalúrgico en su país natal, se encargaba de generar confianza, afincando un sistema de pago para las transacciones a través de un fideicomiso.
Intentaba dejar atrás el ciclo de impagos de la administración de REVE Group, Inc y Michel Olmi, el empresario chileno, criado en Venezuela, que la revista Forbes describe más que discreto, misterioso.
“Hasta este momento se han inyectado $8.2 millones”, dijo el abogado Esteban López, quien forma parte del staff legal del nuevo accionista de Justo y Bueno.
Siguiendo con la hoja de ruta, el pasado 26 de abril Justo y Bueno presentó su plan de reestructuración y continuidad ante el Centro de Conciliación y Arbitraje.
La propuesta fue enviada a todos los proveedores listados en el proceso, quienes tienen 10 días hábiles para contestar, contados a partir del momento en que reciben el plan, explicó López.
El término debería vencer el 13 de mayo. Se debe hacer el conteo de los votos, se computan y se notifica a las partes.
Para la ratificación del plan de continuidad se requiere que este sea aprobado por el deudor y por la mayoría absoluta de los acreedores que representen el 51% de la totalidad de los pasivos.
Después de contabilizar los votos, el conciliador deberá citar a una segunda reunión plenaria para dar los resultados. Esto debería darse antes que finalice este mes. Los días venideros serán cruciales.
De no llegarse a un acuerdo, lo más predecible es que la empresa entre a un temido proceso de liquidación.
Las partes involucradas esperan que la empresa pueda seguir de pie y que los más de 300 proveedores, en su mayoría empresas locales, recuperen su dinero a través de la continuidad definitiva de las operaciones.
“Se presentaron planes a cinco años”, precisó López, sin dar detalles de lo que implica la propuesta.
Justo y Bueno llegó a Panamá en 2017, como un retail de alimentos, logrando una rápida expansión al establecer más de 100 tiendas en el país.
Su negocio se basó en ofrecer precios económicos, en tiendas modestas, sin publicidad ni grandes espacios de exhibición y encargándose de la distribución de sus productos desde su centro de despacho, para poder negociar con sus proveedores precios más bajos.
Fondo chino no cumple con pagos en Colombia
Justo y Bueno Colombia anunció hace un mes a sus proveedores, arrendadores y acreedores, que tiene un nuevo dueño. Se trataba del fondo chino Joining Futures Capital International Limited (JFC).
La compañía, que llegó a tener más de 1,000 locales en Colombia y más de 100 en Panamá, anunciaba ceder el control del negocio ante el impago acumulado. Pero ayer, 11 de mayo, Portafolio, El Tiempo y Semana anunciaron que el martes 10 de mayo vencía el plazo para que las directivas de Mercadería, matriz de la cadena de tiendas de bajo costo Justo y Bueno, se pusieran al día con los pagos a empleados, bancos, arrendadores y proveedores, sin que éste se concretara.
La compañía anunció que cerrará de manera preventiva sus tiendas y centros de distribución en Colombia.