Las reservas financieras del subsistema exclusivamente de beneficio definido de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) tuvieron una estrepitosa caída, de 814.63 millones de dólares, en un año.
Estos ahorros, utilizados para pagar las pensiones cuando los ingresos no son suficientes, pasaron de $2,226 millones a $1,411 millones entre marzo de 2021 y marzo de 2022, de acuerdo con un reporte de situación de los programas que administra la Caja de Seguro Social (CSS).
Después de evaluar el mencionado informe, el financista de la junta directiva, Gonzalo Ramírez de la Rosa, emitió su opinión respecto a lo que está ocurriendo.
El pasado 25 de julio envió una carta a la presidenta de la junta directiva de la CSS, Aida Michelle Ureña de Maduro, en la que dijo estar preocupado en torno a que se ha tenido que hacer uso de la reserva del IVM para hacerle frente a los déficits de 2022.
Su preocupación estriba en la “descapitalización” de la institución y el impacto adverso que la situación está teniendo en las finanzas.
Considera que se debe hacer una presentación a la Comisión de Inversiones y Riesgo y a la junta directiva, que muestre el flujo de caja y la estimación de ingresos y de gastos, especialmente en pensiones, a incurrir en los próximos meses.
Los programas de Enfermedad y Maternidad y el de Riesgos Profesionales también registraron una baja en sus reservas.
Baja de ingresos golpea las reservas
“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Esta icónica frase de Abraham Lincoln parece cobrar sentido para el Panamá que finalmente puede ver la realidad financiera de la Caja de Seguro Social (CSS) y la situación del programa de pensiones que administra la entidad estatal.
Aunque era conocido que las últimas reformas al subsistema exclusivamente de beneficio definido de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), realizadas en el año 2005, tenían un periodo de vida no mayor a 10 años, los gobiernos de Ricardo Martinelli (2009-2014) y Juan Carlos Varela (2014-2019) nunca incluyeron entre sus prioridades la solución a la inminente crisis del IVM.
De hecho, alardearon de un superávit en el flujo de caja que -se sabía- tenía sus días contados. Pero la llegada masiva de más personas a la edad de jubilación y la estampida de cotizantes, que se agravó con la pandemia, ha materializado la gran incertidumbre que existe para el pago de los 298 mil 729 pensionados y jubilados registrados a julio de 2022.
Informes de la Junta Técnica Actuarial, documentos de la administración de la CSS y notas del financista de la junta directiva, Gonzalo Ramírez de la Rosa, a las que ha tenido acceso este diario, dan cuenta de lo grave de la situación, con la caída de los ingresos de las cuotas obrero- patronal y el consecuentemente uso de los ahorros para tapar el faltante entre ingresos y gastos, y, de ese modo, honrar el pago de las pensiones.
Entre uno y otro análisis existen diferencias respecto a las metodologías que se utilizan para proyectar el fin de los recursos, debido a los ajustes contables que se deben hacer, pero todas las valoraciones reconocen la crisis.
La fotografía más reciente del subsistema de IVM indica que, de enero a julio de 2022, el subsistema exclusivamente de beneficio definido reflejó recaudaciones en la cuota obrero- patronal de apenas $711.9 millones, cuando los pagos a favor de los jubilados alcanzaron los $1,303 millones en ese periodo, según la Dirección Ejecutiva Nacional de Finanzas y Administración de la CSS.
Cada mes se necesitan entre $184 millones y $189 millones para que los jubilados reciban su respectivo cheque, pero la recaudación más alta se logró en el pasado mes de marzo, cuando se recolectaron $115 millones. En la mayoría de los meses no se llegó ni a los $100 millones.
El último informe de la Junta Técnica Actuarial precisa que sus proyecciones y las del Departamento Actuarial de la CSS llegan a una conclusión similar: las reservas del subsistema de IVM y el fideicomiso a su favor se agotarán entre el último trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024, si no se hace nada.
Los cálculos se hicieron en base a los estados financieros de 2020, que son los últimos disponibles con los requerimientos legales que se exigen, pero como advirtió Ramírez de la Rosa, existen una serie de eventos adversos que eventualmente trastocan los cálculos y las posibles soluciones.
De allí que se haga necesario incorporar los resultados financieros y económicos reales del año 2021 y 2022, para procurar cifras más reales para tomar decisiones.
El financista dio una especie de resumen con sus consideraciones a la junta directiva de la CSS el pasado 22 de agosto, siendo el reporte una antesala a la presentación que les haría la Junta Técnica Actuarial tres días después, el 25 de agosto.
El análisis actuarial, firmado por Andrés De la Guardia, Eduardo Rodríguez y Luis Pimentel, tiene fecha del 15 de agosto de este año, por lo que dentro de la CSS, dicha información se viene analizando, al menos, desde hace 10 días.
Complicado escenario financiero
El deterioro financiero que se está dando es palpable. En marzo de 2021, se contabilizaron $2,226 millones en las reservas del subsistema exclusivamente de beneficio definido, pero un año más tarde estas se encuentran en $1,411 millones.
Es decir, que las reservas de dicho programa muestran una caída de $814 millones de dólares a marzo del 2022, lo cual explica las proyecciones de los actuarios respecto al fin de estos ahorros.
Esta información quedó reflejada en un informe llamado “Situación de las Reservas Financieras de la Institución al 31 de marzo, 2022″.
Después de evaluar el mencionado informe, el financista de la junta directiva, Gonzalo Ramírez de la Rosa, emitió su opinión respecto a lo que está ocurriendo. Envió una carta a la presidenta de la junta directiva de la CSS, Aida Michelle Ureña de Maduro, en la que dijo estar preocupado en torno a que se ha tenido que hacer uso de la reserva del IVM para hacerle frente a los déficits de 2022.
Su preocupación estriba en la “descapitalización” de la institución y el impacto adverso que la situación está teniendo en las finanzas.
Considera que se debe hacer una presentación a la Comisión de Inversiones y Riesgo y a la junta directiva, que muestre el flujo de caja y la estimación de ingresos y de gastos, especialmente en pensiones, a incurrir en los próximos meses.
En dicho documento quedó escrito que la baja en las reservas no es un tema exclusivo del IVM. También se está dando en otros programas administrados por la CSS, entidad que depende mayormente de las contribuciones que hacen los trabajadores y los patronos.
Esto era totalmente predecible con una caída en el empleo y, por ende, en los aportes de los cotizantes.
Además de la baja en las reservas del subsistema del IVM, cayeron en $10.94 millones las del programa de Riesgos Profesionales.
Se consideran riesgos profesionales los accidentes y las enfermedades a los que están expuestos los trabajadores a causa de las labores que ejecutan por cuenta de un patrono.
Con el programa se cubren incapacidades temporales o permanentes de los trabajadores, pensiones a los sobrevivientes de un cotizante que haya fallecido y auxilio financiero para los funerales.
Igualmente, hubo una disminución de $62.5 millones en los ahorros del programa de Enfermedad y Maternidad.
Estos programas no necesariamente deben reflejar ahorros todos los años, por las inversiones o los gastos importantes que se deben hacer a través de estos fondos.
Sin embargo, el tiempo ha demostrado que haber tenido la economía prácticamente parada en 2020 tendrá un impacto a largo plazo, lo que redunda de forma directa en los ingresos de la CSS.