Se ha roto la sana convivencia entre bares-restaurantes y los residentes en el sector de Marbella. El crecimiento comercial de la zona, especialmente con negocios dedicados a la parranda ha acabado con la tranquilidad de los residentes de tres edificios: PH Los Delfines, Grand Bay y Bay Front.
Ayer, 27 de junio, representantes de esta comunidad asistieron al Consejo Municipal para narrar la angustia que desde hace un año viven en sus residencias, impactadas por la música estrepitosa, el escándalo de los karaokes y las vibraciones de bocinas que -pareciera- están a punto de romperse.
Antes, denunciaron la zozobra por la que pasan al Municipio de Panamá y al Ministerio de Salud, pero no ha habido respuesta ante lo que ellos consideran “contaminación auditiva” por parte de las denominadas terrazas Eolian RoofTop, y más recientemente Hydra, ambos locales ubicados en la plaza Balboa Boutique.
Ronen Ceasar, de la junta directiva de PH Los Delfines, narró a La Prensa cómo les ha cambiado la vida a raíz del ruido exagerado hasta altas horas de la madrugada. La bulla empieza, sin tregua, desde el día miércoles hasta el domingo, una semana tras otra.
Él, al igual que otros residentes, han tenido que comprar e instalar ventanas termo acústicas que mitigan el ruido en un 95% en las habitaciones, pero cuando “suena el boom, boom, boom del bajo, nada funciona”.
Ni hablar del resto de la casa, “que se ha vuelto inhabitable cada noche. Nuestro edificio tiene 30 años y esta gente tiene 2 años de estar operando. Nadie merece llegar a su casa y no tener tranquilidad”, dijo.
Ceasar relató que hace poco utilizó el sonómetro de una aplicación móvil y el mismo marcaba 65 decibeles desde las 10:00 p.m., cuando la norma permite 50.
Lo historia que relata tiene los mismos ingredientes que antes han narrado residentes de San Francisco, algunas calles de Coco del Mar y también en Obarrio, quienes también se han quejado de lo poco efectivo que ha resultado el acuerdo municipal 141 de 23 de septiembre de 2014, en el que se establecen regulaciones para prevenir y aplicar medidas de control sobre el ruido cuya emisión afecta y perturba la salud e impida el descanso de los residentes del distrito capital.
“Todo esta reglamentado. La Alcaldía no hace absolutamente nada al respecto”, afirmó Ceasar.
Adjuntos
Nota al Municipio de Panama.pdfMaría Elena Valdés describió ante los concejales la problemática que tiene la comunidad, alertando que los reglamentos municipales son “olímpicamente burlados por comerciantes locales que mantienen sometidas a nuestras comunidades a una brutal, canalla y feroz contaminación ambiental”.
Indicó que el problema radica en que los locales inicialmente son concebidos como restaurantes y terrazas abiertas, pero su comportamiento después de cierta hora es el de una discoteca, rebasando todos los límites de decibeles permitidos de acuerdo a la legislación actual.
Se trata de más de 500 apartamentos que de forma directa están afectados. Podrían ser más de 1,000 personas, sin contar a los residentes de los edificios pequeños que están alrededor.
Ricardo Domínguez, representante del corregimiento de Bella Vista, apoyó a los residentes de Marbella en su visita al Consejo Municipal, alertando que además se deben revisar los permisos de expendio de licor y el horario de atención de los restaurantes, entiendo que hay centros escolares a menos de 500 metros.
Criticó el trabajo del Municipio de Panamá, que siempre alega falta de inspectores y tiene más de 800 personas nombradas como promotores comunales.
Además, dijo que lamentablemente “aquí, en el Concejo, nunca hay ningún directivo del Municipio de Panamá, cuando aquí deberían estar todos los martes para escuchar la problemática de los vecinos para responder porqué los locales siguen operando”.
Este diario intentó contactar a los representantes de los restaurantes Eolian RoofTop e Hydra, pero los teléfonos de los locales no fueron atendidos al momento de redactar esta nota.