Recientemente, el Departamento de Estado de Estados Unidos seleccionó a Panamá como uno de los siete países a nivel mundial con los que establecerá una colaboración para reforzar la cadena de valor global de semiconductores, a través del Fondo Internacional de Seguridad Tecnológica e Innovación (Fondo ITSI), creado por la Ley Chips y Ciencia de 2022.
¿En que consiste la Ley Chips ?
La Ley Chips (abreviatura de Creating Helpful Incentives to Produce Semiconductors) está respaldada por una inversión total de $280 mil millones, de los cuales se plantea destinar $52 mil millones a la construcción y ampliación de plantas y fábricas. Un total $100 mil millones estaría destinado para investigación y desarrollo de semiconductores durante los próximos cinco años.
Estados Unidos redujo significativamente la producción de semiconductores. En la década de 1990 se producía el 37% de los chips empleados en el país. Hoy es 12%, de acuerdo a la Asociación de la Industria de Semiconductores de Estados Unidos.
El planteamiento prevé reforzar el sector tecnológico interno norteamericano como estrategia de defensa, y evitar la dependencia del mercado internacional en ese campo. Crear empleo y, en paralelo, tratar de alcanzar a China, principal competidor en el sector tecnológico a escala global.
La Ley Chips creó el Fondo ITSI que proporciona al Departamento de Estado $500 millones ($100 millones por año a lo largo de cinco años, a partir del año fiscal 2023) para expandir la fabricación global de semiconductores, garantizar cadenas de suministro seguras de semiconductores, y desarrollar e implementar redes y servicios de Tecnología de la Información y Comunicaciones (TIC) seguras y confiables, a través de nuevos programas e iniciativas con países aliados.
Turbulencia en el mercado actual de semiconductores
Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), principal fabricante de chips en el mundo, con ventas de $16.7 mil millones en el 2022, no ha cumplido con las estimaciones de ventas por segundo trimestre consecutivo. Sus resultados son señal de debilidad en la demanda mundial de productos electrónicos, lo que deja entrever, por un lado, que la demanda ha virado desde los bienes hacia los servicios y, por otro, que el consumo global podría haber comenzado a deteriorarse, lo que supone una seria amenaza para la economía mundial.
Relacionado con el deterioro del consumo (sobre todo de bienes intensivos en microchips y de elevado precio) está la fuerte subida de tipos de interés a nivel global.
Muchos de los dispositivos electrónicos que llevan chips avanzados se adquieren a través del crédito.
Escasez de mano de obra calificada dificulta expansión de la producción
Añadiendo a la complicada coyuntura, TSMC experimentó recientemente una caída de sus acciones superior al 3%. El descenso se produce después de que la empresa anunciara una disminución del 10% en sus ventas para 2023 y un retraso en la producción en su primera planta de Arizona, con una inversión superior a los $40 mil millones, prevista para el 2024.
El retraso es debido a la escasez de trabajadores calificados. La compañía está enviando técnicos experimentados de Taiwán para formar a trabajadores locales durante un tiempo limitado.
¿Cuáles son los retos para Panamá?
El anuncio del Departamento de Estado es una excelente noticia, reflejo de las nuevas oportunidades en un cambiante entorno económico y geopolítico a nivel mundial. A pesar de las dificultades coyunturales actuales, las perspectivas de crecimiento del sector a largo plazo son positivas, impulsadas por megatendencias como el 5G y la informática de alto rendimiento.
Panamá enfrenta varios retos. El primero es proyectarse como un país “pro Inversión Extranjera Directa” (IED), ámbito donde ha venido perdiendo competitividad, luego de ser uno de los destinos favoritos. El reciente informe KPMG 2023, donde México, Brasil y Costa Rica lideran el atractivo para la IED, relegando a Panamá a un noveno lugar, superado también por Colombia, Perú, Uruguay y Argentina.
En el volátil mundo pospandemia, mientras “nos toma más de dos años decidir si queremos las inversiones que ya tenemos” (caso Minera Panamá), otros países de la región están agresivamente atrayendo IED y generando empleos de calidad.
El segundo reto es formar mano de obra calificada, con un sistema educativo históricamente divorciado de la realidad laboral del país. Este hecho ha sido puesto en evidencia por las dificultades que está confrontando TSMC en su fábrica de Arizona.
En este contexto, la relación entre inversión, educación y empleos dignos se hace cada vez más evidente, en la transición de Panamá hacia una economía más basada en conocimiento que en presencialidad.