Tras el alivio de haber logrado in extremis un acuerdo comercial posbrexit con Bruselas, el Reino Unido encaraba el viernes los retos de su nueva vida, sin el yugo de la Unión Europea, y con solo unos días para prepararse.
La firma de un compromiso histórico, tras largas y arduas negociaciones, evitó lo peor: una ruptura brutal que habría conllevado aranceles y cuotas, y el cierre de las aguas británicas a las flotas europeas a partir del 31 de diciembre a las 23H00 GMT.
Sin embargo, la salida del mercado único y el final de la libre circulación será un giro colosal para los británicos, tras cuatro años y medio desde el referéndum del Brexit y casi medio siglo de integración europea.
En un mensaje de video, el primer ministro Boris Johnson presentó el acuerdo como “un regalito para quienes buscaban algo que leer en la soporífera sobremesa de la comida de Navidad”.
“Aquí está: noticias satisfactorias, esto es un acuerdo, un acuerdo para aportar seguridad a las empresas y a los viajeros y a todos los inversores en nuestro país a partir del 1 de enero”, se congratuló el dirigente.
El acuerdo sellado con Bruselas representa una victoria para Johnson, que tenía este año para preparar la salida del país del bloque. La pandemia, sin embargo, alteró todos sus planes.
El Reino Unido es uno de los países más golpeados por Covid-19, con cerca de 70 mil muertos.
Con el descubrimiento de una nueva cepa más contagiosa, el país quedó repentinamente aislado y miles de camiones quedaron bloqueados en la frontera con el continente, lo que provocó temores a una falta de abastecimiento.
Las imágenes de los camiones varados en los alrededores del puerto de Dover dieron una impresión de lo que podría pasar en caso de fracaso en las negociaciones comerciales con Bruselas.