Los alcaldes de Venecia y Florencia, cunas del arte y de la historia de Italia, se aliaron este lunes, en pleno confinamiento, para pedir al gobierno una serie de medidas para relanzar un turismo de calidad tras la pandemia.
Italia “no puede reactivarse si no parten los grandes centros industriales y las ciudades artísticas”, advirtió el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, quien elaboró junto al alcalde de Florencia, Dario Nardella, la lista de prioridades para esas dos ciudades, meca del turismo mundial.
Las autoridades de las dos ciudades, al borde del colapso por la desaparición del turismo, piden mayor poder para reglamentar en el futuro la actividad.
Entre las propuestas, enumeradas en el comunicado, figuran incentivos fiscales, incrementar el transporte público, fondos para combatir “la competencia desleal”, profesionalizar a las guías y normas contra el alquiler de apartamentos por parte de particulares.
“Se trata de propuestas concretas porque hay que aprovechar esta oportunidad para cuando se vuelvan a abrir las fronteras”, explicó Brugnaro.
El alto forzoso del turismo de masas causado por un año de pandemia de Covid-19 ha provocado un debate sobre el impacto negativo del modelo, pero los ingresos y los empleos que genera hacen difícil cualquier cambio.
Muy dependiente del turismo, Venecia sufrió durante los primeros nueve meses de 2020 una caída de 59,5% en la llegada de turistas, y del 73,1% si se toma en cuenta solo a los extranjeros, según un estudio de la fundación de consultores en materia de empleo publicada en diciembre.
“Sin los turistas, Venecia se convirtió en una ciudad fantasma, una ciudad muerta como Pompeya. Hay una sensación de tristeza cuando uno pasea por la calle”, lamentó recientemente Anna Bigai, presidenta de la cooperativa de guías turísticos de la ciudad, que en un año hizo apenas una decena de visitas guiadas.