En El Chorrillo es una especie de Robin Hood del siglo XXI. Reparte bolsas de comida, apoya a los chiquillos con becas para la escuela, ayuda en gastos funerales, paga los recibos de agua y luz de la gente del barrio, y tiene una feria de productos de la canasta básica a precios populares.
No asiste a las sesiones de la Asamblea, porque dice que las leyes no sirven para resolver las necesidades del pueblo, y se autodenominó “búfalo sexual”, luego de haberse practicado una cirugía para reducir de peso.
Sergio Chello Gálvez es lo que los analistas llaman un animal político por esencia. Tiene 23 años de ser representante de corregimiento y 15 de ser diputado. Ha militado en cinco partidos: Movimiento Revolucionario 14 de Junio (MR-14), Partido Nacionalista Popular, Panameñista Auténtico, Partido Revolucionario Democrático y Cambio Democrático.
Fue el autor de al menos cinco disposiciones controvertidas en el último año: en enero de 2011 presentó una propuesta de ley, junto con su copartido Vidal García, para impulsar la reelección del presidente, Ricardo Martinelli. El proyecto no prosperó porque el propio Martinelli le pidió que lo retirara a petición del entonces canciller Juan Carlos Varela, que veía amenazada su candidatura presidencial.
También presentó el proyecto de ley 297, bajo el título: “Por el cual se adoptan medidas para prevenir y combatir la obesidad mórbida en la población panameña”, que no tuvo eco entre sus colegas.
Promovió la segunda vuelta electoral y pidió el jueves 30 de junio de 2011 al presidente Martinelli romper la alianza con los panameñistas. Acción que se concretó a finales de agosto de ese año.
Tiene el récord de inasistencia al Legislativo. Pidió 43 licencias entre 2009 y 2010, 115 entre 2010 y 2011, y 86 entre 2011 y el presente año. Justifica sus faltas con una frase al estilo Chello Gálvez: “Nadie puede decir que la curul de Chello Gálvez está vacía, señores. Mi suplente duerme con un catre allí”, dice.
–¿Y qué pasa con la producción de leyes?
Para eso tiene otra respuesta, a su estilo: “¿Qué ley ha aprobado la Asamblea que le haya mejorado la calidad de vida a los ciudadanos? Ninguna, porque la ley del pueblo jamás se va a aprobar, señores”. Es parte de su eterno pregón.
Defiende a capa y espada la gestión de Martinelli, pero como en política las cosas del pasado siempre pesan, recientemente sus detractores hicieron circular un correo con una vieja entrevista de 2003 en la que criticaba al hoy mandatario. “Un balde de agua fría recibirá Ricardo Martinelli cuando sienta el desprecio popular del pueblo panameño. El pecado de Martinelli, en su vida política y empresarial, ha sido la arrogancia y el desprecio hacia el pueblo panameño”, sostenía entonces.
Pero Martinelli lo ungió para el primer cargo del Legislativo un domingo de abril, cuando ambos recorrieron las calles de El Chorrillo en medio de la algarabía de la gente y con las cámaras de los reporteros detrás. Los pronósticos de la política ya lo ubican en la presidencia de la Asamblea, porque aquí no importa su larga lista de ausencias y su historia de político saltamontes. Chello es Chello.
Luego de la disputa por la presidencia de la Asamblea Nacional, en la que el diputado de CD Sergio Gálvez es el virtual ganador, ahora la batalla se centra en quién dirigirá la Comisión de Presupuesto.
El también diputado de CD José Muñoz afirmó que abandonaría sus aspiraciones ante las intenciones de su colega Marcos González de presidir esta instancia legislativa, que aprueba los traslados de partidas de las instituciones y el presupuesto general del Estado. Fuentes del Palacio Justo Arosemena señalan que una de las condiciones para la renuncia de González fue que le permitieran presidir la Comisión de Presupuesto.
Gálvez sostuvo ayer una reunión a puertas cerradas con Gabriel Méndez, Nelson Jackson y Rubén Frías, los tránsfugas del Partido Revolucionario Democrático que pertenecen a la bancada oficialista.