Desde el tercer piso de su casa, que también es su estudio y su emisora, Carlos Iván Zúñiga aprecia gran parte de la ciudad, con sus grandes edificios y sus vetustos barrios. Aquella urbe, sin embargo, no lo motiva. Él mismo se declara un ermitaño, que prefiere pasar horas (y días) ensayando en su estudio o buscando nuevas bandas para programarlas.
Zúñiga, quien fue el líder de la legendaria banda Xantos Jorge, utiliza todos los recursos que le da la música y Radio 10 para plantar bandera de resistencia: resistencia a la agresividad de la ciudad, al facilismo, a la pérdida de identidad cultural y musical. La música como arma.
¿Cómo es la ciudad de Panamá?
De contrastes: te ponen un hotel de cinco estrellas o vecindarios finos, al lado de pobreza extrema.
Si la ciudad de Panamá tuviera una banda sonora, ¿cómo sería?
La letra de las canciones debería hablar de esos contrastes. De un lugar superficial, como la canción Plástico de Rubén Blades. Hay mucha gente real y sincera, pero hay una gran cantidad de gente plástica. Fue una de las canciones que tocó la superficialidad y lo que se convertiría Panamá en el futuro.
¿Esa banda sonora tendría sonido del llamado género urbano?
Como todos los países, aquí hay una diversidad. Y la música panameña está basada en la fusión, por la mezcla de razas y cultura. Rubén Blades antes tocaba salsa y ahora toca con Making Movies que es rock. La música es música, no podemos etiquetarla. El género urbano es parte de lo que la industria musical nos ha impuesto. Nos hemos olvidado de mucha música panameña, como el folclore.
Nos imponen la música sin ningún criterio. Cada género debe tener un espacio. Hay poco riesgos en la industria a descubrir nuevos ritmos y nuevas bandas, se conforman con lo que saben que va a ser un éxito, o que ya lo fue.
¿Qué tan importante ha sido el rock en la construcción de la identidad cultural y musical de la ciudad?
Muy importante. El rock panameño se confundía con los combos nacionales, que algunos de ellos tenían mucho rock, funk, blues. Se atrevían a hacer cosas innovadoras.
¿Qué tanto espacio tiene el rock nacional en la actualidad?
Hay poco espacio de rock original, hay mucho covers, tributos. Hubo una época en la que sí tuvo mucha fuerza. En la televisión ves programas que promueven el reguetón, otros el típico, pero ninguno el rock, que es un género con más de 30 años de historia. No nos podemos encasillar solamente al reguetón.
Muchos músicos sostienen que la Invasión de 1989 marcó un antes y un después en la escena del rock nacional. ¿Qué tan cierto es?
Antes de la Invasión había muchas bandas tocando, que se internacionalizaron, como Océano, por ejemplo. Había muchos bares, emisoras que impulsan el rock. Vía Argentina era el epicentro del rock durante aquellos años. Había concursos. Hubo uno en la que Los Tímidos llegaron maquillados y formaron una revolución. Había mucha emoción por esos eventos, se llenaban. De repente vino la Invasión y la escena se cayó. Muchos músicos se dispersaron y las bandas se estancaron por mucho tiempo.
¿Qué es lo que menos le gusta de la ciudad de Panamá?
El no voy de los taxis, el tranque infernal, cuando llueve fuerte. El verano me encanta pero con tiempo de lluvia es difícil moverse. Tampoco me gustan los intereses de ciertos grupos económicos que han logrado, gracias a su egoísmo, el olvido del rock nacional.
¿Qué ama de la ciudad?
Me gusta el cerro Ancón, subir y ver animales. Ver la bandera allá arriba es un símbolo bien potente. Me gusta el Summit (Parque Nacional Soberanía), Gamboa, me gusta mucho el verdor, la selva. Estamos muy cerca de la naturaleza y eso me encanta. Me gusta que cada vez hay más escuelas de música, me encanta la facultad de Bellas Artes.