Rehabilitan 10 kilómetros del histórico Camino Real



El paso del tiempo en la selva tropical y el avance del concreto en la ciudad capital han borrado casi todos los rastros de los caminos Real y de Cruces, las dos rutas que comunicaban el Atlántico y el Pacífico de Panamá en tiempos coloniales.

+info

Antiguos caminos de PanamáEl Camino Real de Panamá, una ruta legendariaCaminos de la historiaHistoria que se tragó la selvaEl Inac sugerirá a la Unesco nuevos sitios como patrimonio

Más añejo, el Camino Real cuenta con registros que remontan su uso desde 1519, cuando se fundó la ciudad de Panamá hace casi 500 años. El Camino de Cruces surge poco después, en 1530, como una vía alterna.

Ambos senderos empedrados unían la ciudad de Panamá con Nombre de Dios, primero, y luego con Portobelo, en el caso del Camino Real; mientras que el Camino de Cruces conducía al Fuerte San Lorenzo. Con la destrucción de la ciudad en 1671, las calzadas se desviaron hasta el nuevo destino de la urbe, el hoy popular Casco Antiguo.

Nada se puede hacer con los tramos de los caminos históricos que quedaron bajo el pavimento de la ciudad de Panamá contemporánea, pero los segmentos dentro de los parques nacionales seguían allí, perdidos entre la vegetación.

En 2014, un grupo de conservacionistas y exploradores, encabezados por Adrián Benedetti y Luis Puleio, tomó el reto y restableció el paso que seguía el Camino de Cruces, incluyendo un trecho de poco más de 2 kilómetros que llevaba unos 35 años olvidado en el denso herbazal cerca del Canal de Panamá.

Paralelamente, replicaron el modelo en el Camino Real con la ayuda de más secuaces, identificando y habilitando unos 10 kilómetros de la senda dentro del Parque Nacional Chagres.

Tomó más tiempo, pero la ruta original del veterano camino está lista para empezar el recorrido

EL CAMINO REAL LLAMA

Muy al norte del lago Alajuela, en la selva del Chagres, la vista es un regalo desde lo alto de una montaña: aguas serenas, el contraste de colores de la naturaleza y los sembradíos, y el impecable azul del cielo.

La estética del paisaje y las ráfagas de viento que llegan del horizonte invitan a la expedición a hacer pronto la primera parada para recuperar el aliento.

El sendero que se ha empezado a recorrer es la ruta original que seguía el Camino Real, la vía de piedra que comunicó por primera vez las costas del Atlántico y el Pacífico de Panamá en los albores de la colonización.

El trayecto empezó temprano en Boquerón Abajo, Colón, en las cercanías de la deprimida y resquebrajada ribera del Alajuela, mermado por la ausencia de lluvias.

“El camino llama”. La frase la soltó con entusiasmo Adrián Benedetti a las 8:15 a.m., antes de dar el primer paso de una caminata de 10 kilómetros por los vestigios del Camino Real, en medio de los potreros, fincas y zonas selváticas del Parque Nacional Chagres.

Benedetti representa a la fundación Caminando Panamá, que en un trabajo conjunto con la organizaciones TransPanamá y Cultour, y miembros de las comunidades de la zona, estudiaron, identificaron y rehabilitaron la senda perdida del Camino Real en el Chagres.

El objetivo común era establecer un proyecto ecoturístico en la región, complementado con el atractivo de los casi 500 años de historia de la vereda colonial.

Para sentir en la propia piel la experiencia del Camino Real, es necesario atravesar un segmento del Alajuela, corto y seco durante el verano y más profundo en tiempos de lluvia.

Esta vez se pudo cruzar a pie, no sin que el lodo alcanzara las rodillas.

En adelante esperan kilómetros y kilómetros en los que se alternan los parajes de de potreros expuestos al sol y trochas entre la vegetación densa y húmeda.

Poco a poco se van encontrando tramos con rocas que apenas insinúan alguna figura lineal. Son remanentes del Camino Real, confirma Christian Strassnig, de Cultour, consumado investigador de la primera avenida colonial del país. La mayor parte del empedrado se lo ha tragado la tierra y la selva tras casi cinco siglos, anota.

También aparecen pequeñas excavaciones. Son de huaqueros, explica Strassnig, y vuelve a tomar la palabra: “Por esta ruta pasó mucho oro y plata que se transportaba hasta España, y la gente piensa que aún quedan metales preciosos en el camino. Colonizadores y piratas se enfrentaron a muerte por ese tesoro”.

LAS HISTÓRICAS ROCAS

Entonces, tras mucho andar a sol y sombra, finalmente aparece un tramo expuesto en una pendiente que conserva el empedrado bastante intacto. Son unos 30 metros de añejas rocas que dibujan el histórico bulevar.

El Camino Real medía unos cuatro pies de ancho, con piedras maestras más grandes en sus bordes, detalla Strassnig.

Era mucho más angosto que el Camino de Cruces (con unos ocho pies de ancho), con rocas que pesaban entre 40 y 80 libras.

Ambas vías cayeron en desuso instantáneo a mediados del siglo XIX tras la construcción del ferrocarril.

Pasar y contemplar aquellos metros del Camino Real hace que valga la pena los dos años de trabajo que ha tomado el proyecto, dice Benedetti. Strassnig, Oris Nicholson, de TransPanamá, y los guías comunitarios Eduviges y Gladys de León, le secundan.

Es el momento de las fotos y de limpiar las hojas y la maleza sobre el camino.

Los expedicionistas respiran aliviados al ver las rocas en su lugar. Es que unos pocos metros atrás descubrieron con espanto cómo una retroexcavadora acabó con una cárcava y otros restos del Camino Real que resistían el paso del tiempo.

Antes de su creación en 1985, en el Parque Nacional Chagres ya existían campesinos que trabajaban la tierra y tenían allí sus terrenos con ganado. Pero el compromiso, insisten Benedetti y Strassnig, es que no extiendan los potreros ni los caminos para las reses, menos usando equipo pesado.

La ley que protege el parque no llega hasta los adentros de la reserva. Una situación compleja, lamentan.

Al menos, muchos de los residentes del Chagres sí son consientes del valor del Camino Real y permitieron que se habilitara el sendero fiel a la ruta original pasando por sus propiedades.

Se sienten orgullosos de conservar el pedazo de camino colonial que tienen en sus terrenos, asegura Benedetti después de conversar con don Genaro y doña Elsa, quienes le pusieron al tanto del daño que ocasionaron al camino “la tropa aquella con sus máquinas”.

Genaro y Elsa fueron los que otorgaron el permiso a Caminando Panamá, Cultour y TransPanamá para delimitar y preservar los 30 metros de rocas expuestas del Camino Real.

ATRACTIVO CULTURAL

Es que recorrer el Camino Real es una experiencia que combina la historia, que data de hace cinco siglos, mitos y sucesos que acontecieron en toda la ruta, mientras se camina entre el patrimonio natural del Chagres y el patrimonio cultural e histórico del país, detalla Strassnig, ideas que plasmó en Itinerarios culturales - Planes de manejo y turismo sustentable, texto publicado en 2011 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

La cultura de los pueblos indígenas que habitaron y habitan en el área, la historia y las costumbres de las comunidades afrodescendientes y de las comunidades campesinas a lo largo de la zona, las historias de las ciudades terminales del camino (Casco Antiguo, Panamá Viejo, Portobelo y Nombre de Dios), los antecedentes de la región en la migración precolombina, los mitos y realidades de la ruta en el comercio colonial con el oro de los incas, el acecho de los piratas y los fuertes españoles, son algunos de los condimentos que encierra el Camino Real que ahora recorremos en su tramo rehabilitado, sustenta Strassnig, con la seguridad de alguien que lleva más de una década de estudio de la vía.

“Los atractivos del Camino Real están conformados por varios recursos históricos, culturales y naturales tanto tangibles como intangibles”, resume.

la realidad

Pese a su potencial, tanto el Camino Real como el Camino de Cruces, la otra ruta alterna durante la colonia, no están reconocidos como patrimonio nacional, señalan los expedicionistas.

Nunca han sido una prioridad para las sucesivas administraciones de gobierno, reconocen.

Solo en 2014 el Camino Real fue declarado Patrimonio Municipal del distrito de Portobelo, Colón, mientras que el Instituto Nacional de Cultura anunció que llevaría ante la Unesco la propuesta de incluir los viejos caminos y otros sitios en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Después informaron que el trámite no había avanzado según lo planeado.

FIN DEL TRAYECTO

La pista del Camino Real se sigue hasta el río Mauro, en la comunidad de Santa Librada, donde termina el periplo. En total fueron unos 16 kilómetros de travesía, 10 de ellos marcando los pasos de la época colonial.

Caminando Panamá, Cultour y TransPanamá ya han organizado varias excursiones por el sendero rehabilitado del Camino Real, un proyecto financiado con donaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Fundación Chagres.

Muchas personas extranjeras sobre todo han participado de las excursiones con evidente entusiasmo. Ese es, resumen, el interés que despiertan los caminos llenos de historia y cultura dentro de los parques nacionales.

LAS MÁS LEÍDAS