Su pasión por la música viene desde que era niña y escuchaba a sus padres cantar, como hobby, en Santiago de Veraguas, en su natal Panamá, pero fue en Canadá en donde se enfrentó por primera vez a un público.
De adolescente, Vilma Ávila soñaba con ser cantante, aunque sabía que debía estudiar una profesión “de verdad” como sugería su familia. Por eso, estudió para convertirse en abogada.
Cuando el amor la llevó a la fría Canadá, y luego de haberse adaptado al idioma y al invierno, llegó la oportunidad.
Estaba en la universidad, haciendo las equivalencias para validar su título de abogada, cuando decidió comenzar un curso de canto popular en la escuela Prochant, en Montreal.
“En noviembre de 2010 fue la primera vez que canté delante de un público de 130 personas y con mis composiciones originales”, recuerda. “Ese día me dije: ‘esto es lo que yo quiero hacer. No quiero ser más abogada”.
Hacer carrera en el mundo de la música no ha sido fácil, según Vilma, pero ella está convencida de que el secreto está en trabajar duro, ser positiva y sobre todo perseverar. Esa perseverancia ha dado frutos. Hace poco, Vilma fue nominada a los Latin Awards, un premio a la música latina en Canadá, y que se obtiene por la votación de los fanáticos.
Vilma Ávila
cantante panameña
Los resultados se darán a conocer mañana en una gala en el Centro Leonardo Da Vinci. “Gracias a Dios el público canadiense me recibió muy bien. Cuando tengo conciertos la gente va y me sigue. Para mí es muy bonito, porque eso me ha permitido dar a conocer mi cultura panameña”, comenta la cantante que define su estilo como latin pop, una mezcla de balada, merengue, mambo electrónico y cumbia.
Sus planes son en grande. En enero de 2015 comenzará una gira internacional para promocionar su disco Famous, y está feliz de haber terminado su más reciente videoclip A bailar.
A Panamá aún no sabe cuándo regresará, pero si el público istmeño pudiera verla, le gustaría que viera la persona que es. “Mis más puros sentimientos están en mis canciones. Siempre voy a extrañar Panamá, es mi país, y mis raíces van a estar siempre ahí sembradas”.
Ahora se ríe recordando el amor protector de su madre, que siempre le dijo: “querer es poder”, pero también le aconsejaba estudiar una carrera con la cual pudiera sostener a su familia.
El consejo de su madre la llevó al mundo de las leyes, algo que tampoco reprocha. “Me ha ayudado mucho con esto de ser cantante. Los contratos son de muchas páginas, que si no hubiera sido abogada me hubiera sido muy difícil comprender”, dice Vilma, quien tiene algo muy claro: “La vida es un camino donde uno se descubre y nunca es tarde para hacer lo que a ti te gusta”.