Ramiro cuenta que en el colegio se aburría montón (pese a que se graduó de secundaria a los 14 años; a los 15 estaba en la universidad, donde estudió cuatro carreras, pero de ninguna se graduó, dejando en todas un crédito pendiente. Dice que fue porque no quería hacer el papeleo).
En Panamá, hasta hace poco no había lugar donde llevar a los niños inteligentísimos o con algún talento. Esto ha cambiado este año, con la apertura de diversos centros para ellos. Uno de estos es el Instituto DaVinci.
Alejandro Félix De Souza, fundador coordinador del proyecto, explica que no es cuestión de decir "mi niño es genio"; para detectar la excepcionalidad de un menor hay que hacerle una batería de pruebas psicológicas que determinen la misma.
"Es preciso descubrir y describir el grado de competencia intelectual de los escolares para poder intervenir después adecuadamente. La evaluación nos permite conocer las capacidades potenciales de los alumnos y diseñar en función de los resultados un plan educativo adaptado y específico", asegura.
Maruveni Estrada Quintero, de Shakespeare Kids (un nuevo jardín de la infancia cuyo lema es "para ser brillantes") es de la opinión que a los niños superdotados hay que guiarlos. Si exhiben los comportamientos descritos (ver nota izquierda), "debemos procurar brindarle mayor atención. Se recomienda buscar centros de enseñanza donde existan grupos pequeños de forma que el niño pueda recibir adecuadamente la estimulación necesaria con la orientación de un psicólogo. De lo contrario incurrimos en el error de muchos padres: brindarles a nuestros hijos un ambiente educativo inferior al que necesitan".
Gilda Bern, del prescolar Personitas del Mañana, ubicado en Marbella, está de acuerdo. En esta escuelita, dirigida a niños desde el año y medio hasta los cinco años, han encontrado en sus dos años de funcionamiento a dos niños con mentes extraordinarias.
Se les ha realizado las pruebas pertinentes, y a los padres se les ha informado sobre estos talentos de los niños, dijo.
En Personitas se les intenta guiar de tal forma que puedan desarrollar sus habilidades, agregó.
No solo genios Antonio tiene cuatro años, pero desde los 18 meses recita el abecedario. Antes de los dos años contaba hasta 100, se sabía los colores y los días de la semana.
Al principio, su madre, Cecilia, estaba orgullosísima. Antonio fue su primer hijo, y ella pensó que esto era normal. Pero cuando vio cuán excepcional era, lo consultó con profesionales; el consejo siempre fue tratar de estimularlo también en las áreas no intelectuales.
De Souza y Estrada coinciden en que no solo hay que estimular a los niños genios, sino también a los precoces y superdotados.
"Existe toda una gama de niños con inteligencia superior a la normal y de niños supertalentosos, que constituyen el 10% al 15% de la población... y en ese grupo de niños con inteligencia superior a la normal, hay niños con inteligencia sobresaliente que no llegan necesariamente al nivel de genialidad, pero que sí requieren de modelos de intervención educativa que difícilmente van a encontrar en la escuela formal", explica.
Por eso surgió DaVinci, que debe iniciar "clases" en junio (en horas de la tarde).