En esos confusos momentos de la separación de Colombia y proclamación de la Nación, no abusó de su poder, no intentó perpetuarse, ni aprovechó la ocasión para aumentar su caudal monetario.
Democráticamente y de acuerdo con otros organizadores del nuevo y virgen gobierno, se escogió a una junta compuesta, como ya se sabe, por José Agustín Arango, Tomás Arias y Federico Boyd. Tampoco Brid abusó en el número de suplentes como criticablemente se hace hoy y sólo se escogió a Manuel Espinosa Batista para que ejerciera esa función.
Para continuar haciendo las cosas como Dios manda, estos últimos señores escogieron una Asamblea Constituyente que trabajó adecuadamente, si exceptuamos la aprobación del artículo 136, bajo todo punto de vista, criticable, ya que permitía la intervención del Gobierno estadounidense en Panamá. Liberales y conservadores estuvieron de acuerdo en casi todo y cesaron sus funciones, después de haber escogido al primer presidente que tuvo esta Nación, y que lo fue Manual Amador Guerrero, quien gobernó hasta que pidió una licencia, nadie sabe, ciertamente, si por cansancio, enfermedad o para evitar las tempestades políticas futuras y propias de este clima tropical y que por allí ya se podían predecir.
Le tocó, ya lo dijimos la semana pasada, reemplazar al Dr. Amador Guerrero a José de Obaldía en su calidad de primer designado encargado. Esto de los primeros designados de las épocas tempranas de la nueva nación ya era motivo de frecuentes encontrones, ya que estos últimos, los designados, eran nombrados por la Asamblea y cada dos años para rematar. Pero José Domingo no tuvo mayores problemas para su escogencia y pudo gobernar aquellos seis meses sin mayores dificultades.
Vale la pena anotar aquí, que el Dr. Amador Guerrero, colombiano de nacimiento, (1833-1909) pudo acceder a la Presidencia porque en la primera Constitución que tuvo la República, se incluyó un artículo que le permitía ser presidente a los ciudadanos que habían tenido parte activa y él la tuvo, en el proceso de la separación, aun cuando hubiese nacido en el exterior.
Pero volvamos a José Domingo de Obaldía quien volvió a ser primer mandatario en una segunda ocasión, entonces sí, por votación popular. Mas no pudo terminar su período ya que falleció -cuando aún le faltaba un poco más de dos años- de un ataque cardíaco.
Manuel Amador fue médico, había nacido en una población del norte de Colombia, de nombre Turbaco. Aquí fue médico del Ferrocarril de Panamá-Colón donde -cosa curiosa- trabajaron varios personajes tanto estadounidenses como criollos que también participaron en la separación. Casi se podía pensar que como aún no había Embajada de EU ni Agencia de Inteligencia ni demás, fue a través de la compañía del ferrocarril en donde se organizaron y se tomaron varias acciones de enorme importancia para obtener la tan citada separación. Amador se posesionó en la Plaza de la Catedral.
José Domingo (1845-1910) sí había nacido en David, Chiriquí y había estudiado Administración Pública en EU y se posesionó en el recién inaugurado Teatro Nacional.
Hablando de liberales y de conservadores y tal como ha sido una completa tradición en la historia de nuestros partidos políticos, ideológicamente nunca ha habido mayores diferencias entre ellos.
Alguien -hablando en broma- ha dicho que en lo único que se diferencian los liberales y los conservadores es que los primeros usan ropa interior corta y van a misa de 10:00 a.m. y que los segundos llevan la ropa interior larga y acuden a misa más tempranito. A las 5:00 a.m.