ARISTOLOGA ESPECIAL PARA LA PRENSA revista@prensa.com No sé si así se llama el sitio, pero en todo caso, es el bar de tapas que conecta por detrás del restaurante de Angel en Vía Argentina. Y es el sitio ideal donde ir cuando, por ejemplo, tú quieres comer pero él quiere beber (o viceversa, me encantan los viceversas, suenan terribly wicked, como dicen los ingleses). Y es el ambiente perfecto para aquellos que, cronológicamente, estamos acercándonos más al arpa que a la guitarra, pero que aún gustamos de compartir a los acordes de este último y españolísimo instrumento.
Tienen una buena carta de vino, aunque de márgenes algo altos. Lo que sí tiene, que me gusta, es un par de cavas por veintitantillos dólares, que es algo sensato que deberían hacer más restauradores, puesto que un cava aporta un ambiente festivo sin el costo que conlleva su pariente de Champaña.
En el menú -no faltaba más- hay una selección de productos del cerdo ibérico: salchichón, lomo, jamón, y queso fresco de oveja; luego tienes las aceitunas, atunes y anchoas de rigor, y entonces la cosa se pone más artística. Probamos un pulpito a la gallega que le roncan las maracas. ¿Sabías que el pulpo es un bicho inteligentísimo? Aquí no lo vimos tocando maracas, que sin duda podría (y cuatro pares, a eso) pero sí nos dio bríos para hacerlo nosotros, porque estaba estupendo, aunque fue difícil decidirnos entre "a la gallega" y "al carbón"; también estuvieron muy ricos unos mejillones al tomate, no obstante el hecho de que el menú los anuncia picosos y no pican, y que los calentaron, innecesariamente, en el micro. La croqueta de bacalao me decepcionó (amén del precio, joder, de B/. 4. 25 por cuatro croquetas) pero los langostinos al ajillo, aunque cariñosos, estuvieron estupendos. Te vienen cinco, con cabeza, dentro de un mar de salsita de ajo bien aliñado con pimentón y otras cosillas. Digo que caro porque si quieres contar el costo de los langostinos, por lo general deben cobrarte unos dos dólares por bicho, que es el estándar, más o menos.
Pero para no seguirme quejando por precios, hablaré de la sopa de mariscos, que según mi RDT (que significa "recluta de turno", por si no lees mucho esta columna) era digna del museo de la biodiversidad, porque llevaba dentro cuanto animalito dejó Dios suelto por los mares. Amén de que estaba sabrosísima.
La selección de licores, por supuesto, es estupenda, y si te has olvidado de cómo sabían los margaritas antes de esas mezclas verdes de frasco que se han popularizado tanto, aquí hacen uno fresquito, a punta de limón y Triple Sec, como Dios manda. Si tus calorías te las prefieres comer y no beber, puedes pedir postre aunque no esté en el menú. A nosotros nos ofrecieron un Napoleón riquísimo, hecho del mismo día, en una salsa de mango. Tienen música en vivo, y la calificación refleja el hecho de que no es un restaurante puesto en regla. Dixit.
Clasificación: *** Presupuesto: $$ Dirección: Calle Alberto Navarro Horario: De lunes a sábado de 5:00 p.m. hasta 12:00 ó 1:00 a.m. Acceso a discapacitados: Escaleras, valet parking Aceptan: Visa, Mastercard y American Express Recomendamos: Langostinos al ajillo, pulpo a la gallega