Vitín Paz: Un ladrón musical



“¿Podríamos sacar una allí para que se vea la modernización?”, preguntó Paz a Nicolás mientras señalaba el área de Punta Paitilla. “Claro”, fue la respuesta.

"Nada más los veo y me quiere dar un mareo", comenta. "¿Sabe?, viví 36 años en Nueva York y nunca subí a las Torres Gemelas ni al Empire State". Tenía una lista de preguntas ya elaboradas, pero en los primeros minutos confirmé que Vitín Paz tenía mucho que contar.

"Queremos que toque un poco para efectos de la foto". Sin protestar, Vitín Paz sacó del estuche su trompeta, la limpió con un paño y la acercó a sus labios. Escuché una melodía que me resultaba conocida. "The falling leaves.", una hermosa canción que tiene muchas versiones. Curiosamente nunca la había escuchado en una trompeta. La cámara continuaba haciendo clicks , los ángulos cambiaron y la melodía también. Se trataba de Taboga , el bolero de Ricardo Fábrega. Hubiésemos querido que el concierto privado continuase, pero había que dedicarle tiempo a algunas preguntas.

La familia

Víctor Paz Solanilla inició muy joven su carrera musical. Bajo la tutela de su padre, Víctor Paz, quien fuera director de la banda del Cuerpo de Bomberos, Vitín se involucró en el aprendizaje de su instrumento, la trompeta. "Mi papá me tenía el muslo morao; cada vez que me equivocaba me daba allí", comenta.

-¿Qué papel ha jugado la familia en su carrera?

-Mi familia lo fue todo, mi papá era un gran trompetista, un hombre muy disciplinado y sobre todo muy lógico. Yo nací oyendo a mi papá, recuerdo que llevaba a la banda desde muchachito. Mi mamá siempre cantando, cantaba Suspiro de una fea y sabía un poquito de solfeo, ella estudió con el profesor Ricardo Sosaya, un gran profesor. Ellos me apoyaban en todo, me ayudaban. Mi hermana Silvia, profesora de educación musical y de inglés, está jubilada, pero siempre toca el órgano en su iglesia. Ella cantó con el Coro Polifónico, esas cosas son puntos de apoyo.

-¿Cuál piensa que ha sido la mayor enseñanza que le dejaron sus padres?

- Mi madre se sentaba a leer y un día le pregunté: "mamá, ¿qué me dices tú de la palabra imaginación?". Me respondió: "Ay papito, esa es la niña mala de la casa". Desde ese día he ajustado muchas cosas. La imaginación es la niña mala de la casa porque usted se imagina cosas malas. En tanto mi papá me dijo: "Todo el mundo es tu maestro, unos te enseñarán cosas que debes hacer y otros cosas que no debes hacer". Mis papás me dejaron una gran herencia, la lógica.

-Tiene tres hijos. Alguno de ellos se ha dedicado a la música?

-No, ninguno ni yo los empujé. Mi nieta toca el violín en el Conservatorio y el nieto toca batería, él solito se ha puesto en eso, le enseñé a leer música y se defiende muy bien. Tiene buen sentido rítmico; la hermanita toca lira en la escuela y tiene mucha facilidad, pero los hijos míos no. Mi hija, la mamá de ellos, es secretaria ejecutiva. Vive en Panamá. El varón está en Nueva York, es maestro de escuela, y la mayor es historiadora y vive en Nueva Orleans. Nunca los empujé a la música, porque en la música hace falta un poco de suerte, un poco bastante.

Será suerte lo que acompañó a Vitín Paz cuando marchó a Venezuela con solo 19 años de edad y de allí saltó a Nueva York, donde hizo una brillante carrera como primera trompeta.

-¿Ha habido algún tiempo difícil que recuerde?

- Le digo la verdad y a lo mejor es difícil de creer, pero nunca he encontrado dificultades. Nunca he tenido problemas porque siempre he sido un buen estudiante; nunca he llorado por mis deficiencias, al contrario, para mí es una alegría poder descubrir un error. Prefiero que usted me diga qué es lo que no le gusta de mí, porque lo que le gusta le gusta, lo que no gusta es lo que uno tiene que corregir y eso es lo que he hecho toda mi vida, desde pelaíto.

-Ha tocado en su carrera con personalidades del canto como con otros instrumentistas. ¿Cuál había sido la máxima enseñanza que ha obtenido de ello s?

-La lección ha sido que todas las oportunidades que he tenido de acompañar a Juan o a Pedro, todas han sido la mejor lección. He acompañado a gente que ni me acuerdo, empezando por Frank Sinatra, uno de los cantantes más populares del mundo, ¿por qué?, por su disciplina. Tenía fama de mafioso, loco, pero con todo y eso, sacaba un tiempo para estudiar y practicar su voz. Oportunidades para observar, aprender y seguir adelante, que las agradezco a Dios, con Sinatra, Sammy Davis, Tony Bennett, Caterina Valenti, Carmen Amaya, Ray Charles, a quien veía al piano y se balanceaba y yo esperaba el momento en que se diera un cocorronazo con el micrófono, pero jamás. El tenía eso bien medido.

-De todos los géneros musicales que ha llegado a interpretar, ¿cuál le llena más?

-En eso, la música es como la comida. Usted se come un buen arroz con porotos, bien hecho, con un pedacito de carne frita o guisada y eso es muy sabroso y el paladar lo acepta de una manera especial. Entonces prueba un cake bien hecho, con un vaso de leche, ¡ajo, qué sabroso! No hay diferencia. Todas las cosas tienen su sitio en el paladar, así mismo es la música.

-¿Por qué nunca subió a las Torres Gemelas?

-Sufro de vértigo. El día que llegué a Nueva York soñé que me había parado abajo del Empire State Building, miré para arriba y me desmayé. Nunca tuve la inspiración de subir ni a las Torres ni al Empire State. Para tocar en un show tuve que ir al Rockefeller Center, en el piso 65 y el primer día del ensayo qué problema. Las trompetas nos sentábamos atrás, al lado de las ventanas y las nubes pasaban por allí. Qué va, no podía.

-Estando en Nueva York y por tanto tiempo, ¿qué es lo que más extrañó de Panamá?

-Bueno, usted dirá que yo soy diplomático, pero todo. Salí de aquí ya hombrecito, extrañaba todo, mi comida, aunque la comida no tanto porque mi esposa es panameña y siempre estábamos con los porotos y esas cosas que es lo más sabroso. Pero yo extrañaba todo. En cambio, después de tantos años en Nueva York, 36 años, estoy en Panamá y no lo extraño [a Nueva York].

-¿Por qué decidió volver?

-Imagínese, yo quería volver a mi casa y quemar los últimos cartuchos en mi país. Había hecho todo lo que iba a hacer allá. Ahora tengo mis prestaciones, mi seguro y la pensión de la Unión de Músicos, entonces ¿qué iba a hacer allá? Me tenía que venir para mi casa a comer pixbae, arroz con coco, ver mis calles, mi ciudad.

-Estando de vuelta tengo entendido que está reactivando un big band aquí...

-Bueno, sí. Tengo mucha música bonita. Es un big band para tocar eventualmente cosas interesantes, aunque es algo más bien para escuchar, música de Glenn Miller, Tommy Dorsey, Benny Godman, toda esa gente. Además sería una escuela para la juventud y para la vejentud. Aquí hay mucha gente que a pesar de tener tiempo en la música desconoce muchos detalles y es que no han tenido la oportunidad de tocar en una buena orquesta. Esta música requiere cierta calidad de interpretación y por ello doy seminarios en la universidad. Los muchachos están muy contentos porque pueden palpar su progreso. Espero que Dios me de vida para poder cumplir con mi gente.

-¿Cómo ve la escena musical en Panamá?

-Aquí la mayoría de los muchachos tienen madera. Una de las cosas más importantes de la música, por no decir lo más importante, es el ritmo, y en Panamá lo tenemos. Lo que le falta a la mayoría de los muchachos es entrenamiento, práctica diaria y hacer de eso una costumbre. Por otra parte, hay gente estudiada que son tremendos músicos, concertistas, pero como no le hacen propaganda, es como si no existieran. Tengo el deseo, muy fuerte, de contribuir a la superación de la música. Espero que haya otra sinfónica, otra sinfónica juvenil y bandas, elementos importantes para la verdadera cultura.

-¿Qué podría marcar la diferencia?

Usted sabe la respuesta, el estudio. Afortunadamente esto se ha comprendido. Cuando llevo a mi nieta al Conservatorio observo que hay un montón de chiquillos estudiando. Se superan paulatinamente, ahora imagínese si le dan más apoyo. Otra gran ventaja es que en Panamá la escuela es prácticamente gratuita. Cuando mis hijos estudiaron en Estados Unidos, eso me costó a mí trompetazos por todos lados.

-¿Está de acuerdo con "Nadie es profeta en su propia tierra"?

-En muchos casos eso está mal interpretado. Yo me fui cuando tenía 19 años a tocar primera trompeta de planta en la Radiodifusora de Venezuela y me fui con lo que yo sabía de aquí, con lo que mi papá me había enseñado y la práctica que tenía de la banda y las orquestas. Me fue bien porque aprendí a estudiar y si usted aprende a estudiar siempre estudiará y el que estudia progresa.

-¿Considera que para triunfar hay que irse de aquí?

-No, no. Si usted no triunfa en su país usted no triunfa en ninguna parte. Mire a los grupos típicos, tienen mucho éxito y el apoyo del pueblo. La música bonita que tocan Sammy y Sandra Sandoval, el Sr. Ulpiano, Osvaldo, mi amigo, quien junto a los hermanos Sandoval han ido a Europa y en todas partes han vuelto a la gente loca.

-¿Qué hace a un buen músico?

-Esa pregunta me la hacen en diferentes formas y siempre doy la misma respuesta. Lo que hace a un buen músico es el estudio. Aunque el músico tenga la vocación tiene que desarrollarla en la práctica. Tiene que aprender como en la escuela. Puedes saber mucho de música teórica, pero la música es para tocarla y para tocar debes practicar.

-¿Existe una diferencia entre lo que es un buen músico y un músico exitoso?

-Para todo se necesita un poco de suerte, ¿no? Como dicen, estar en el sitio y a la hora que es. Un músico corriente, que no ha tenido éxito, puede ser porque él no lo ha buscado. Usted tiene que ser su propio agente de publicidad, tiene que salir a vender sus cosas porque difícilmente van a venir donde usted a preguntarle. Así como las mujeres bonitas que se ponen su atuendo y salen a la calle, todo el mundo las mira. Pero si usted no se pone nada y se queda en su casa, nadie la ve.

-¿Cuál sería la clave de su éxito?

-Tengo ciertos principios que me han servido mucho, especialmente los principios de la música. Me puedo llamar un ladrón musical, porque a cada uno le tomo un poquito. A mi me gusta todo. Me gusta porque a todo le encuentro algo, aunque no lo tenga a simple vista.

-¿Qué nos puede decir de su más reciente producción?

-Me da pena hablar de las cosas mías porque he grabado tanto, producciones que solo escuché en los estudios. Todo el mundo cree que yo soy un "trompetón", pero nunca he pensado en eso.

Vitín Paz, "La trompeta de América", cuenta con 10 temas panameños. Es una producción romántica desde que empieza hasta que termina. "Dice Manuel González, gerente de Sony Music, que es un cd de alcoba. Tienes que tener una botellita de vino y cerrar bien la puerta", comenta Paz.

En la producción se encuentran temas como Nos vamos para el Carate, Origen del amor de Blas Berrocal, Mi último bolero de Chino Hassan, Historia de un amor de Carlos Eleta, Taboga de Ricardo Fábrega, Suspiro de una fea, Esperanza , de Marco Linares, Irremediablemente solo de Avelino Muñoz, El juicio , de Gerardo García y Soñar , de Chino Hassan.

La conversación está a punto de terminar y la curiosidad trae a mi mente otra pregunta:

-¿Dónde compra sus sombreros? Nunca lo he visto sin uno.

Automáticamente se lo quita y me dice. -"Es que yo no tengo pelo y entonces me pongo sombrero. Además a las personas altas les queda bien. Este sombrero me lo regaló un señor en Venezuela. Todos los sombreros me los han regalado. Creo que si he comprado uno o dos es mucho. Los alumnos míos me los mandan".

-¿Cuál es su favorito?

-Uno no puede tener favorita una sola cosa. Favoritas son todas tus cosas porque todas te deben gustar. Por eso son suyas, usted las escogió.

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