El técnico argentino Américo Gallego llega a la dirección de la selección de Panamá en momentos difíciles, por el cambio en formato de la eliminatoria de la Concacaf para el Mundial de Catar 2022, en las que Panamá salió mal librada.
Gallego es un ganador como futbolista y como entrenador, eso nadie lo puede poner en duda. Sin embargo, llega bajo unas circunstancias complicadas en las que la afición le pedirá que en un año consiga el milagro de subir a la selección al sexto lugar en el ranking del área, para jugar en la hexagonal, que hoy se ve dificultoso.
Mientras estuvo dirigiendo en México pudo haber conocido algo del fútbol del área. Uno de sus primeros partidos será contra los aztecas, que no se cuánto ha cambiado desde la vez que dirigió en 2005 en Toluca, cuando Panamá comenzaba a aparecer en el firmamento de la Concacaf con su primera final en una Copa Oro.
Gallego tendrá que curarse en salud a su llegada a Panamá, porque seguro que se va a sorprender con el fútbol que se va a encontrar a lo interno de nuestra liga, y ese es un punto en el que deberá aplomarse lo más rápido. Que nuestra realidad no lo desconcierte a la hora de ir a observar los juegos de la liga. Que sepa que sin estructura, con poco público en la liga y otros tantos defectos , se consiguió clasificar a un primer Mundial.
Pero con hexagonal o sin él, Gallego tiene un reto grande: recobrarle la confianza a la afición, que ve oscuro el panorama del Mundial, además de hacer que el jugador retome su confianza y se sintonice con lo que dejó el último proceso, que culminó un largo trabajo de años con la clasificación al Mundial ruso.
Hoy Gallego tiene mucho que dar. Su experiencia es valiosa y para eso tendrá que tener, primero, paciencia para encarar este nuevo proceso con la base de jugadores que dejó el pasado periodo con el Bolillo Gómez, que siempre se torna complicado.
Pero igualmente el jugador tendrá que poner de su parte, porque hoy los partidos no se ganan antes de jugarlos, como nos pasó en la Copa Oro con Jamaica. Hay que ser más profesionales.
Es cierto que la Fepafut se durmió en sus laureles pensando que con el Mundial de Rusia habían alcanzado el cielo. Hoy, después de haber escudriñado a muchos técnicos, se quedaron con el que menos se pensaba. Pero igual, el trabajo espera. Lo bueno viene ahora.