La selección brasileña, mermada por la sanción a Neymar, tratará de demostrar hoy ante Venezuela que tiene recursos suficientes y que aún es una candidata a ganar la Copa América, mientras que la vinotinto, con grandes ambiciones, quiere seguir escribiendo su historia en el torneo.
La baja de Neymar no sólo le supone a Brasil perder a su mejor jugador, sino a un líder en el campo y al hombre que asume la responsabilidad de echarse el equipo a la espalda cuando el partido se complica.
El seleccionador brasileño, Dunga, estará forzado a introducir cambios en el 11 titular y a adaptar el juego del equipo, que hasta ahora giraba exclusivamente en torno a su principal estrella y que se atascó siempre que los marcajes atosigaban a Neymar.
Sin la referencia de Neymar dirigiendo el juego, Dunga planea servirse de un único delantero, Roberto Firmino, escudado por un media punta rápido y habilidoso como Phillipe Coutinho, quien se perfila como el sustituto del 10 de Brasil, y dos extremos muy abiertos.
Uno de ellos será Willian, que podría jugar por la derecha o por la izquierda, en función de quién sea el otro elegido, ya sea Douglas Costa o Robinho.
Los jugadores brasileños encaran el partido con la máxima seriedad, por la presión que supone la necesidad de la victoria para garantizarse la clasificación en un Grupo C que está totalmente empatado a tres puntos entre sus cuatro integrantes.

