El Comité Olímpico Internacional (COI) decidió el domingo no suspender al Comité Olímpico Ruso y dejar a las distintas federaciones internacionales que decidan caso por caso sobre la participación de los deportistas rusos, mediante una serie de criterios estrictos, antes de los Juegos de Río (5-21 agosto).
Solo el atletismo ruso está por ahora fuera de Río-2016, después de la decisión del jueves del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), que dio la razón a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) sobre la suspensión de la federación rusa de ese deporte.
La saltadora de longitud Darya Klishina, que vive y entrena desde hace años fuera de Rusia, fue la única repescada por la IAAF, lo que dejó sin Juegos a emblemas como la zarina de la pértiga Yelena Isinbayeva.
Ayer domingo, el castigo al atletismo podía haberse extendido a todos los deportistas rusos (320 tras la exclusión de 67 de los 68 que habían sido seleccionados para el atletismo), pero finalmente el COI optó por no utilizar la opción nuclear, en palabras de Dick Pound, el fundador de la Agencia Mundial Antidopaje.
“Los deportistas rusos de los 28 deportes olímpicos deben asumir las consecuencias de la responsabilidad colectiva (de su país) y la presunción de inocencia no puede ser aplicada”, subrayó el COI en su comunicado.
“Por otra parte, la justicia individual debe ser aplicada y todo atleta debe poder probar que la responsabilidad colectiva no debe ser aplicada en su caso”, apuntó.
El COI definió así que el Comité Olímpico Ruso, “contra el que no existe ninguna prueba” en el informe McLaren sobre el sistema de dopaje de Estado, no podrá seleccionar a ningún deportista que haya dado positivo a lo largo de su carrera.
Los candidatos a ser seleccionados deberán también haber sido controlados recientemente por otras instancias que las que operan en Rusia. La primera federación internacional en manifestarse fue la de tenis, la ITF, que anunció que los ocho jugadores y jugadoras rusos seleccionados para Río-2016 podrán participar, ya que se han sometido en los últimos años a numerosos y rigurosos controles fuera de Rusia, sin haber dado nunca positivo. En virtud de los criterios fijados, la atleta Yuliya Stepanova, que dio la voz de alerta en las primeras revelaciones sobre el sistema de dopaje estatal en Rusia, no fue autorizada por el COI a participar en los Juegos de Río. La corredora de 800 metros estuvo suspendida entre 2011 y 2013 por irregularidades en su pasaporte biológico.
El COI anunció que no podrá estar en Brasil, pese a su contribución a la protección de los atletas limpios.