Claudino Hernández espera encontrarse a un Mariano Rivera en el Campeonato Nacional de Béisbol Juvenil. Por el momento no ha visto ningún pelotero que le ha impresionado tanto como lo hizo el mejor cerrador de todos los tiempos.
Rivera sería uno de los peloteros electos el próximo 22 de enero para que sea exaltado en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas, en una ceremonia que se realizará el 21 de julio a la 1:30 p.m. en el Centro Deportivo Clark en Cooperstown.
Podría decirse que Hernández fue uno de los descubridores del lanzador de los Yankees, quien se retiró en 2013, después de haber cumplido 19 temporadas con el club de Nueva York, con el que logró cinco series mundiales.
Claudino recuerda que Mariano jugaba como receptor para Puerto Caimito y que los domingos, si había la oportunidad, compartían un plato con pescado frito y yuca sancochada después de los partidos.
Parado en el terreno de juego del estadio Rod Carew, Hernández repasó un grupo de fotos que confirman la cercanía que tiene con uno de los mejores cerradores de postemporada de las Mayores.
En una de ellas aparece con una camiseta de Panamá junto a Rivera en un estadio de Orlando en Estados Unidos. La imagen data de 1999 y para ese momento también jugaba para los Yankees el lanzador panameño Ramiro Mendoza, quien junto a Rivera organizaron una comida para sus compatriotas que fueron a tierras estadounidenses.
Más tarde, los Yankees se enfrentarían a los Marlins en un juego de exhibición y hubo un duelo muy particular, detalla Claudino.
Por los Yankees abrió nada menos que el cubano Orlando el Duke Hernández y por Florida su hermano Liván. “Eso no lo olvido”, confesó el instructor panameño, que dejó lo mejor de su anécdota de la foto para el final. “Tuve la suerte que ese día también lanzó por los Yankees Mendoza y adivina quién cerró el partido, Mariano Rivera”.
El ahora asistente de la novena de Panamá Metro en la edición 50 del Torneo Juvenil describe a Mariano como una persona humilde, trabajadora y con ganas de superación.
Cuando se le preguntó sobre qué recuerda del lanzador de los Yankees, solamente sonrió. Él ha estado en su casa, muy cerca de su familia, sabe de sus padres, de sus hermanos y de cómo se ganaba la vida.
Además, conoce cómo comenzó la carrera del ahora líder histórico en rescates, con 652, en las Grandes Ligas.
Primer encuentro
Claudino comenzó a frecuentar a Mariano Rivera cuando tuvo que cambiar de liga en la temporada de 1988 a 1989. “En ese momento en Panamá Metro había problemas, así que tuve que buscar nuevos horizontes, de esta manera fui a parar a Panamá Oeste”.
Fue el principio de una larga amistad.
En la preselección de béisbol del Oeste se encontró con Mariano, quien conformaba el grupo de receptores que querían representar a la provincia en el torneo nacional de la categoría mayor.
“Le dije en forma de broma que buscara otra posición porque la receptoría era mía”, recuerda Hernández. “Mariano solo sonreía”, agregó, porque el estelar cerrador de los Yankees se ha caracterizado por su trabajo en el terreno de juego.
Claudino dice que Mariano venía de jugar con el equipo de Puerto Caimito y en ese momento podría tener 19 años de edad.
Esa temporada, según Hernández, Mariano hizo la selección del Oeste como lanzador, pero en realidad solo participó en unos tres partidos, uno de ellos contra Veraguas en el que ponchó a Eric Espino, a quien se le dedica el actual torneo Nacional Juvenil. “En la receptoría de ese juego estaba yo [Claudino]”.
“El equipo de Panamá Oeste era muy completo”, comentó Hernández, quien citó como ejemplo: “si Mariano quería jugar campocorto estaba José Rodríguez y en la receptoría estaba Fermín Batista”.
“Mariano siempre tuvo un buen brazo y sabíamos que debíamos aprovecharlo, en un equipo con mucha calidad de peloteros, así que le insistimos a Aníbal Reluz, director del equipo en ese entoces, para que le diera la oportunidad como relevo del medio”.
“Él tenía una recta viva y pesada que ha mejorado con el tiempo, pero en aquel entonces no era un jugador extraordinario, era uno más del grupo y de bajo perfil”, detalló.
La prueba
“Recuerdo como si fuera ayer insistirle a Mariano Rivera para que fuera a una prueba en el estadio Juan Demóstenes Arosemena”. “Él no quería ir porque ya había tenido malas experiencias y no había convencido ni como receptor ni como campocorto”, otra de las posiciones que desempeñó Rivera antes de llegar a la pelota organizada.
“Después que nos eliminaron en el campeonato, me quedé impresionado con lo que había visto con los lanzamientos de Mariano Rivera y me decidí ir a la casa de Carlos Chico Heron, a eso de la medianoche, para comentarle”, reveló.
Recuerdo que “Chico se molestó porque él vivía en un tercer piso y nosotros desde la planta baja le estabamos gritando; así que después de un cruce de palabras nos dio la oportunidad para llevar a Mariano al Juan Demóstenes Arosemena”.
“Esa misma noche fuimos a Puerto Caimito a buscar a Mariano y se quedó durmiendo en mi casa”, señaló Claudino. Al día siguiente las primeras palabras de Heron fueron “ya yo lo vi”, pero lo convencimos para que esta vez observara la fortaleza de sus lanzamientos.
“Me gusta lo que veo”, dijo Heron y luego llamó a Herby Raybourn, un cazatalentos que estaba en Colombia, viendo otra promesa de béisbol. Dos días más tarde Rivera firmaría por unos miles de dólares.