Decisiones radicales La UEFA y algunas ligas europeas de fútbol quedaron pequeñas al lado de la ANAPROF, con la decisión que tomó esta última la semana pasada al expulsar de por vida al equipo Atlético Nacional y a tres de sus dirigentes, en una decisión que para una gran mayoría parece descabellada.
No exagero. Comparando las dos situaciones que se han dado en el fútbol de Europa recientemente y en Panamá la semana pasada con ANAPROF, lo del Atlético Nacional parece más bien una cantinflada.
Aquí, en Panamá, la ANAPROF expulsó de por vida a un equipo y a sus dirigentes por la falsificación de documentos de uno de sus jugadores de nacionalidad colombiana al que intentaron hacer pasar por panameño.
En el fútbol de Europa, sin embargo, se suscitó un escándalo, ese sí de mayores proporciones, con la falsificación de pasaportes por parte de algunos jugadores sudamericanos que intentaron hacerse pasar por comunitarios. Al comprobárseles la falta se les sancionó con uno y dos años, para que no vuelvan a transitar por los países donde jugaban. En ningún momento, las respectivas ligas se dieron a la tarea de sancionar de por vida ni a los jugadores ni a los clubes, ni mucho menos se les impidió jugar con sus seleccionados nacionales. Eso sí, se hicieron las respectivas multas.
Algunos de ellos, incluso, como el caso de Farid Mondragón, que estuvo implicado con el club francés Metz, ahora juega en un importante club de Turquía.
En Panamá, la situación tomó otro rumbo y al final el Nacional tuvo que pagar los platos rotos de tantos pecados que se han venido dando en la ANAPROF desde que esta se creó en 1988.
Lo que ignoro, a esta alturas, es si la nueva junta directiva de la ANAPROF, encabezada por Mario Barletta, conoce todo ese historial pecaminoso con situaciones más conflictivas merecedoras de peores sanciones.
Veamos por encima. En ANAPROF se han dado hechos como el de un jugador (Luis Calamaris) que estuvo en dos equipos diferentes en un torneo apertura, en un lapso de una semana. Plaza y San Francisco fueron sus equipos.
No hace mucho tiempo, los presidentes del Tauro y Plaza Amador, dos de los intocables de la ANAPROF, inventaron de la noche a la mañana una fórmula a la hora de jugar su partido final que decidía el campeonato de una temporada. Se inventaron un acuerdo, con la complicidad de la entonces junta directiva de la organización, de hacer que estuvieran en el partido algunos de sus jugadores que no podían jugar la final por amonestación. Un hecho sin precedentes en el fútbol mundial.
En ANAPROF se han dado casos como el de un equipo que asistió a un partido sin su uniforme y jugaron con un sweter, sin número, el cual lo tuvieron que pintar de apuros.
En fin, la lista es larga y sería gastar tiempo entrar en mayores detalles.
Con estas pinceladas deseo refrescar la memoria de la actual junta directiva de la ANAPROF.
No es que esté defendiendo lo que hizo el Nacional, porque sería irresponsable de mi parte, pero viéndolo de manera imparcial, el equipo policial ha sido un onceno competitivo en sus pocos años de historia.
Es más, hasta ha contribuido con el bienestar de sus jugadores, ayudándolos con trabajo e inculcando su responsabilidad como equipo de fútbol.
No se puede venir, por una falta como la que se cometió, que es grave, a tratar de expulsar de un solo tajo al equipo Nacional.
Hace unos años, al club francés Olympique de Marsella se lo bajó de categoría al comprobarse que su presidente, Bernard Tapie, había sobornado a unos jugadores del Bastia en su campeonato local. Asimismo se le quitó todo lo que había ganado en ese año, como una Copa de Campeones de Europa, en tanto que a su presidente se le suspendió por cinco años.
La decisión de la ANAPROF pienso que no solo es radical, sino desproporcional a la falta cometida.