Con 32 años de edad, de ellos 20 de jugar profesionalmente, el colombiano Deivis Davis Granados Fontalvo ha sido el jugador extranjero de mayor presencia en el Atlético Chiriquí que busca el añorado retorno a la primera división del fútbol nacional cuando enfrente al Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Similares (Suntracs), en la súper final de la Liga Nacional de Ascenso (LNA), el domingo en el Rommel Fernández.
El defensa central de 1.80 metro de estatura, quien en 2008 vino a nuestro país contratado por el San Francisco de La Chorrera, tras defender su casaca por una temporada, la directiva de los chiricanos se hizo en 2009 de sus servicios, donde ya cumple cinco años de manera ininterrumpida de defender los colores de este equipo.
Granados es de los contados jugadores foráneos que no ha sido criticado por su calidad futbolística y mucho menos en lo humano.
“Estamos cerca de retornar a la primera división, pero hay que jugar dándolo todo, como lo hemos realizado y así estar nuevamente allá en la LPF”, sostuvo Granados.
“No estamos confiados, pero sí contentos y dispuestos a dar lo mejor en este juego ante el Suntracs para alcanzar el objetivo deseado por todos los que integramos este equipo”, reiteró.
CÉDULA cuatro
Expresó que ser el capitán del equipo es un gran compromiso y responsabilidad. “En mi caso serlo o no, siempre tengo en mi pensamiento dar lo mejor en beneficio del equipo. Considero que de manera general lo alcanzado durante toda mi estancia en este equipo campaña tras campaña ha sido el fruto de mi sacrificio y trabajo”, apuntó.
De su estadía en la provincia de Chiriquí, dijo estar adaptado y contento. “Muchos me dicen que soy placa cuatro, que soy un chiricano más, aquí existe un ambiente tranquilo, con gente buena que ha sabido valorarte”, adujo.
El nacido en Barranquilla subrayó que como jugador todos tienen que mostrar y desempeñarse como tales, no solo futbolísticamente, igual en lo personal fuera de la cancha, es decir, correctamente .
Recordó que una de las situaciones difíciles vividas en Chiriquí fue cuando el equipo descendió. “Me sentí defraudado con todos, incluso con la directiva, pero eso quedó atrás, pero de igual a todos nos ha dado una enseñanza en esta profesión, que debemos valorar lo que tenemos e igual defenderlo”.
Para este colombiano, el fútbol ha sido su vida. Tuvo sus primeros pasos en escuelas de Barranquilla y ya como profesional cumple 20 años de desempeñarse en el fútbol.
Se divierte
Sostuvo que jugar al fútbol profesionalmente es divertido, ya que además de hacer lo que le gusta le pagan por entrenar y jugarlo.
“Me divierto cuando entreno y juego, es un trabajo que es una de las tantas bendiciones que Dios me ha brindado, hay partidos difíciles, pero siempre tengo que estar contento y feliz y eso me ayuda a desempeñarme mejor y con ello lograr que durante un partido las cosas se den de la mejor manera”, puntualizó.
Más de 30 jugadores extranjeros, en especial colombianos, han estado con el equipo chiricano y sus huellas prácticamente han quedado en el olvido, a excepción de este barranquillero.