La suspensión por un período de tres años que impuso la Confederación de Béisbol del Caribe al pelotero panameño Orlando Miller fue el tema que acaparó la atención ayer en el campo de entrenamiento del equipo nacional que asistirá a la Copa Intercontinental en Cuba.
Miller, un ex grandes ligas que ayer se puso a órdenes del técnico Carlos Chico Heron, no puede pasar por alto la sanción que le fue impuesta y denunció que fue víctima de una injusticia que se montó en mi país natal.
Tras su asistencia con la selección nacional al Mundial de China, Taipei, el año pasado directivos de la liga Probeis, específicamente del equipo Los Tiburones, solicitaron la sanción del pelotero por incumplimiento.
La Confederación de Béisbol del Caribe aplicó la suspensión del pelotero bocatoreño, que hasta ahora está inhabilitado de actuar en ligas afiliadas a esta organización.
Ayer, Miller, quien afirmó que nunca tuvo en sus manos un contrato para jugar en Probeis, aportó una versión nueva al sonado caso.
Esta suspensión es injusta ya que en ningún momento me negué a jugar en Probeis y quería ayudar a mi país en un torneo muy importante como fue el Mundial, aseguró el infielder que ayer practicó con la tropa de Heron.
Al incorporarme a la selección nacional llamaron a mi esposa en Houston para decirle que no me necesitaban en el equipo los Tiburones. De esto yo vivo, tengo una familia que mantener y me han hecho un daño, afirmó Miller.
¿Tú, puedes asegurar esto?
Sí, puedes preguntarle a Roberto Kelly Sherman Obando que tienen residencia en Estados Unidos, señaló.
Mi agente en Estados Unidos ha apelado esta suspensión ante la Confederación y está esperando repuesta. Me han hecho un daño porque ahora se me han cerrado las puertas, dijo el pelotero bocatoreño.