Por años, la División Este de la Liga Nacional ha sido suave como un toque de pelota. No más. Incluso antes que Bryce Harper decidiera seguir en la división.
En las últimas ocho temporadas, el Este de la Nacional ha ganado apenas ocho series de playoffs y conquistado un solo gallardete del Viejo Circuito . La campaña pasada, Atlanta se adjudicó sorpresivamente el título divisional con récord de 90-72, la menor cantidad de victorias entre los participantes de la postemporada. Por lo que se ve, la división es de pronto una bestia. “No creo que haya otra división más fuerte en este momento. Todos los equipos están muy cargados”, afirmó el jardinero de los Filis Nick Williams.
Tan solo en este periodo de invierno, Atlanta contrató al tercera base Josh Donaldson, el Jugador Más Valioso de la Americana en 2015. Los Bravos trajeron también de vuelta al receptor veterano Brian McCann y recontrataron al jardinero estelar Nick Markakis. Nueva York adquirió a cinco peloteros recientemente elegidos al Juego de Estrellas: los dominicanos Robinson Canó y Jeurys Familia, el puertorriqueño Edwin Díaz, el venezolano Wilson Ramos y Jed Lowrie.
Washington invirtió 140 millones de dólares para incluir a Patrick Corbin a una rotación imponente que de antemano cuenta con Scherzer y Stephen Strasburg. Y los Filis se hicieron de dos enormes estrellas de rivales de división, al lograr un canje con Miami por el receptor J.T. Realmuto y al conseguir a Harper, procedente de los Nacionales, con un contrato récord de 330 millones de dólares.
Filadelfia pagó 50 millones por el Más Valioso de la Nacional de 2013, Andrew McCutchen, y otros 23 millones por el relevista de últimos innings David Robertson, al tiempo que negoció un intercambio por el campocorto dominicano Jean Segura, dos veces elegido al Juego de Estrellas.
“Parecía como si cada dos semanas los Mets, Filis y Nacionales estuvieran contratando a alguien o consiguiendo a alguien por la vía del canje”, declaró el toletero Freddie Freeman, de los Bravos.
