Italia celebró ayer el regreso triunfal de su Nazional, que resultó campeona de Europa el pasado domingo tras vencer a Inglaterra en Londres, en la final de una Eurocopa victoriosa que actúa como bálsamo para el país después de un periodo doloroso.
“It’s coming to Rome” (se viene a Roma), gritó eufórico al término del partido el defensa Leonardo Bonucci, autor del gol del empate italiano y también anotador del tercer tanto en la tanda de penales, en una final asfixiante en el estadio de Wembley (1-1 en el tiempo reglamentario, 3-2 en los penales), que tuvo un desenlace feliz para los tifosi.
Su compañero Giorgio Chiellini, capitán de los Azzurri, fue el encargado de levantar el trofeo al cielo londinense antes de presentarlo a sus hinchas este lunes por la mañana al salir del avión en Roma, luciendo una corona en la cabeza.
El lateral Leonardo Spinazzola, considerado el héroe desafortunado de esta edición después de haber sufrido una lesión en el tendón de Aquiles ante Bélgica en los cuartos de final, saltó los escalones del avión de Alitalia y cruzó la pista con muletas entre los vítores de los medios de comunicación y del personal del aeropuerto que tomaba fotografías.
En un Wembley con mayoría de hinchas propios y un escenario favorable, Inglaterra se vio favorita e Italia lo aprovechó. “Escuchamos día tras día, desde el partido contra Dinamarca, que la copa volvería a Londres, a casa. Lo siento por ellos, la copa va a hacer un lindo viaje hasta Roma”, lanzó Bonucci.


