Mariano Rivera estuvo hermético y sereno, nada ni nadie lo perturbó en la conferencia de prensa en la que habló de Dios, de su inclusión al Salón de la Fama, sus próximos retos y del caso judicial de familia que enfrenta.
El mejor cerrador de todos los tiempos de las Grandes Ligas reapareció ayer públicamente en Panamá, después de hacer el lanzamiento de honor de la pasada Serie del Caribe, disputada en el Rod Carew.
Rivera saludó a los presentes, se sentó y luego leyó un escueto comunicado en el que pidió respeto, compresión y reserva debido a que el proceso legal involucra a menores de edad. “Dejemos que la justicia siga su curso sin presión alguna”, agregó.
Después de ello, Rivera, que se retiró del béisbol en 2013, se refirió a la Serie del Caribe, la cual ganaron los Toros de Herrera.
Agradeció a Dios por darle la oportunidad de hacer el lanzamiento de honor en el certamen de béisbol que regresó a Panamá después de 59 años y que no se ganaba desde 1950.
“Nosotros estamos preparados para ser parte de la Serie del Caribe, debemos estar contentos de que después de más de 50 años Panamá tuvo la bendición de volverla a ganar”, destacó.
“No dudo que Panamá debería ser agregado como un equipo de esta competencia”, sentenció sobre este tema.
Exaltación
Dejó claro que el tema familiar que enfrenta en Panamá no tiene nada que ver con su acto de exaltación al Salón de la Fama de las Grandes Ligas, el próximo 21 de julio.
“No tiene que ver en lo absoluto”, dijo Rivera, quien de inmediato aprovechó el momento para “invitar a todo el pueblo panameño” a la cita de Cooperstown, en la que además serán honrados tres peloteros más, entre ellos Edgar Martínez.
“Esto será muy grande, pues un panameño consiguió ingresar con el 100% de los votos y esto jamás se había visto en la historia del béisbol; espero que lo disfruten”, comentó Rivera sobre su acto de inducción al templo de los inmortales, donde ya está su compatriota Rod Carew, quien fue distinguido en 1991 y se convirtió en el primer panameño en lograrlo.
Rivera detalló que ha cruzado palabras con Carew, quien recibió un trasplante de corazón en 2016.
“Hablamos de su operación y me dijo que estaba contento de que fuera el segundo panameño en acompañarlo en ese sitial. Él es un ícono en la afición panameña”, añadió.
El excerrador panameño ya visitó el recinto donde será colgada su placa, pero en la reunión de ayer no pudo recordar quién estará a su lado, mientras esbozaba una gran sonrisa. “Es un salón muy grande”, detalló.
Pandeportes
Rivera no quiso profundizar en el caso de Pandeportes y la vinculación de políticos en el supuesto uso de fondos para la compra de implementos que en algunas ocasiones no llegaron a su destino y que provocó la protesta de atletas. “No soy político y ni aspiro a serlo, pero cuando se trata de dinero del Gobierno, tomemos conciencia de que podemos hacer cosas mejores y apoyar el deporte”.
Por otro lado, adelantó que después de su inducción al Salón de la Fama seguirá vinculado al béisbol y en especial a los Yankees de Nueva York, club con el que jugó 19 temporadas y consiguió el récord histórico de salvamentos (652).
Sin embargo, el ganador de cinco series mundiales descartó que por el momento tenga dentro de su “radar” ser coach de algún equipo en las mayores.
Además, confesó que está enfocado en su fundación y desea conseguir implementos de béisbol y llevarlos a áreas panameñas donde no los tengan.
Fama y religión
Al ser cuestionado de cómo maneja la fama y la religión, el ex grandes ligas explicó que “no le llamo religión, le llamo una relación y la fama viene porque Él [Dios] nos la da, simplemente somos unos instrumentos de lo que hemos logrado”.
En este sentido, recordó una anécdota de cuando compartió con el astro del fútbol Pelé, en Brasil.
“Tuve la bendición de compartir con Pelé y en una de las conversaciones me comentó que quería ser beisbolista, pero que no reunía las cualidades”, expuso Rivera al recordar que en sus inicios deportivos también practicó el deporte de Pelé.
Por último, se refirió a Derek Jeter, un excompañero de los Yankees que decidió ir a los Marlins. “Me río con Derek y Jorge Posada, porque somos una familia. Sus alegrías y tristezas son las mías, pero yo soy Yankee y eso será hasta el día que muera, aunque use otra camiseta; ellos también”.