Leontxo García dice que comenzó a jugar ajedrez en 1972, tarde para su gusto, y justo cuando Bobby Fischer revolucionaba el mundo con sus partidas.
El español de 63 años de edad y que actualmente se encuentra en Panamá contó cómo el ajedrecista estadounidense se convirtió, junto al soviético Boris Spassky, en el centro de atención mundial, al protoganizar un duelo que simbolizaba la tensión que vivían, en ese entonces, ambas naciones por la guerra fría.
“Intervino, incluso, el presidente Richard Nixon”, recuerda García, quien reveló que al “final ganó Fischer y fue recibido como un héroe en Washington; mientras Spassky, como un traidor”. El seguimiento de este duelo lo enganchó a jugar ajedrez, una actividad en la que es una referencia a nivel mundial.
García , en una entrevista con este diario, detalló paso a paso cómo se fue adentrando en este tablero infinito de oportunidades para su vida. Fue jugador semiprofesional hasta 1983, año en el que descubrió su verdadera vocación y se convirtió en periodista de El País.
Leontxo García
Conferencista de ajedrez.
En ese momento tuvo la suerte de que se daba la rivalidad entre Anatoli Karpov y Gari Kasparov por la corona mundial, algunas partidas duraban meses, asegura el actual consejero educativo de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). “Estas coberturas me ayudaron al entrar al diario, a la radio y la televisión española, por ello me catalogaron como el periodista del ajedrez”, agregó.
“Puedo decir, sin exagerar nada, que entre 1985 y 1990 yo estuve más días con Karpov y Kasparov, que con mi familia en mi casa”, comentó el ajedrecista español, que desde hace 16 años es conferencista, escritor, comentarista y un visionario para el ajedrez como una herramienta educativa.
“Modestamente he puesto mi granito de arena en la formación de 30 mil maestros en 28 países para que utilicen el ajedrez como un instrumento transversal de la educación”, añadió.
Su llegada a Panamá está ligada con esto y con el Campeonato Nacional de Ajedrez Rápido para Niños, Jóvenes y Adultos que se desarrollará este domingo en las instalaciones del MVP Sports City, donde dictará una charla a formadores, en especial a padres de familia y profesores de enseñanza de ajedrez.
“En Panamá se comienza a ver las probabilidades de que el ajedrez se introduzca como una materia o herramienta educativa. En estos días tenemos reuniones con varias autoridades, interesadas en profundizar sobre esta posibilidad”, destacó el conferencista.
García dijo que hay estudios científicos y experiencias que han demostrado que los niños que se trabajan con el ajedrez desarrollan más su inteligencia emocional y tienen mejores notas en matemáticas y comprensión de lectura.
¿Es un deporte?
También habló sobre el debate de que el ajedrez es considerado deporte. Su conclusión final es que sí, y se sustenta en la manera pragmática, citando como ejemplo que dentro de un diario se ubica en la sección de deportes; además, explica que si no lo es, entonces de dónde conseguiría la ayuda gubernamental, la cual llega porque cuenta con una federación, calendario y ranking.
Sobre el aspecto filosófico-teórico argumentó que tras conversaciones con Juan Antonio Samaranch (expresidente del Comité Olímpico Internacional-COI), el dirigente propuso que la FIDE formara parte del COI, basado en un informe de 400 páginas en las que se daban resultados sobre los ritmos de los cuerpos de los ajedrecistas en competencia.
“Existe un movimiento para que en 2028 el ajedrez sea deporte olímpico; ya está en los Juegos africanos y asiáticos. Vengo de los Juegos Panamericanos de Lima y la idea es que entre lo más pronto posible en esta cita regional”, confirmó García. “La FIDE tiene 191 países afiliados, solo el fútbol, el baloncesto y el atletismo tienen más. También tiene olimpiadas cada dos años, con esto hay argumentos suficientes para que no insistamos en este debate”.
Mejor jugador
Para García, el mejor jugador de la actualidad es el noruego Magnus Carlsen. “Lo digo no solo porque es el número uno, sino porque está consiguiendo marcas, comparables hipotéticamente a la del saltador estadounidense Bob Beamon (8,90 metros) en los Juegos Olímpicos de México. Es un genio con letras mayúsculas”, sentenció.