Comenzar un proceso con una selección no debe de ser nada fácil, así Gary Stempel conozca el entorno. Y peor aún, experimentando con un sistema en una semana. El míster ya lo había anticipado, que era un riesgo que se tomaba, como en efecto sucedió el martes con algunos de estos jóvenes jugadores que no mostraron todo lo que de ellos conocemos, en un sistema de un 4-3-3 donde el último bloque de seis tiene que ser compacto en la cancha, pero que no lo fue.
Hace cuatro años Bolillo Gómez comenzó su proceso con el grupo que había dejado Julio Dely Valdés de la eliminatoria para Brasil 2014, con pocos días de entrenamiento enfrentó a Serbia en Chicago y después a Brasil. Más cómodo, entonces.
Lo de Stempel fue diferente. Echó mano de un plantel joven y talentoso, pero que el martes en la cancha, algunos de ellos que no son primerizos, lucieron desconocidos. Se corrió, se empujó, pero no se actuó.
Fue un buen examen por la categoría del rival, que dispuso de un mejor plantel frente a una selección nacional con jugadores entusiastas que no sé si por la ansiedad de partido no se aplicaron.
Pero así comienzan los procesos. Con las caras nuevas copando casi que todo un plantel. Tal vez la responsabilidad de este primer partido, por lo que vivió el país con la participación del Mundial de Rusia, pesó un poco. Pero hubo cosas para destacar, como los momentos de Cristian Martínez, un jugador para tener en cuenta. Igual que Adalberto Carrasquilla, que ingresó al partido con mucho empuje y técnica. Como coinciden todos, faltó tenencia de balón en el medio campo, para un sistema que lo amerita y que el martes no se vio mucho.
El proceso comenzó y hay que tener fe con esta nueva generación, que busca ganarse el lugar de los que ya dejaron la selección.
El único lunar en este nuevo proceso es que para el partido de octubre en Japón irán 15 que estuvieron en el Mundial y tres más. Es decir, que a corto plazo la continuidad con este primer grupo no será del todo genuina, habrá un corte de lo que inicialmente se comenzó.