En la serenidad de su casa en Puerto Caimito, Mariano Rivera contó cómo pudo mantenerse 19 temporadas en las Grandes Ligas; además, habló de su recta cortada, sobre el porqué no jugó para Panamá y confesó que el idioma inglés le hizo derramar algunas lágrimas.
La leyenda del béisbol panameño viajó ayer a Estados Unidos para continuar con los preparativos finales de su inducción al Salón de la Fama, el próximo 21 de julio, en Cooperstown, recinto de los inmortales en el que también está su compatriota Rod Carew.
El exlanzador de los Yankees, líder de salvados de todos los tiempos, con 652, entrará con la credencial de ser el único pelotero que ha logrado, por el momento, ser exaltado unánimemente al Templo de la Fama. Nada mal para un hombre que comenzó a jugar con manillas de cartón en una calle que hacía de estadio y que desaparecía cuando la marea crecía, muy cerca de su actual residencia.
Rivera, de 49 años de edad y que hace unos días volvió a vestir la camiseta de los Yankees en un partido de veteranos, abrió el baúl de sus recuerdos y extrajo pensamientos que le ayudaron a no rendirse en los primeros años de su carrera, la cual comenzó en 1995.
“Mo, Enter Sandman y Apaga y vámonos”, como también se le conoce al chorrerano, mencionó que nunca hay que desanimarse, siempre hay que estar positivo y hacer la diferencia en el terreno de juego.
Estos consejos los quiso compartir con aquellos peloteros, sobre todo lanzadores panameños que no pueden mantenerse en las mayores. “¿Por qué un americano tendría que darte oportunidad si lo haces igual que los demás?”, se preguntó Rivera. “Nosotros (panameños) tenemos que hacer la diferencia para que nos den ese chance”, respondió.
Apaga y vámonos recordó que él pasó por esta situación y la superó con actitud.
“A mí me bajaron dos veces (ligas menores), pero nunca me desanimé. Mi persistencia y mi trabajo hicieron que se fijaran en mí, este es mi consejo para estos jóvenes que están comenzando”, destacó Rivera, que se retiró del béisbol en 2013.
El inglés y lágrimas
El panameño también confesó que muchas veces lloró cuando se acostaba a dormir, debido a la frustración que sentía por no poder comunicarse, al no hablar el idioma inglés, vital en el deporte estadounidense.
“No podía comunicarme con el director ni con el coach de lanzadores”, señaló Rivera, quien superó esta etapa por su determinación de permanecer en el mejor béisbol del mundo.
“Un buen día decidí comenzar a hablar todo en inglés y le pedí a dos compañeros que me ayudaran”, reveló el excerrador de los Yankees. “Se pueden reír de mí si digo una burrada, pero por favor me corrigen, nunca se burlaron y tres meses después ya podía comunicarme, fue un éxito y de allí en adelante todo fue diferente en mi carrera”.
Siempre critican
Al ser cuestionado sobre el porqué no representó al país en el béisbol, respondió que ha sabido que cuando una persona tiene éxito siempre lo van a criticar, “lo he entendido y lo he vivido”.
Además, las razones que se argumentaron fueron falsas, por ejemplo, nunca pude haber dicho que Panamá no estaba a mi nivel, respondió Rivera.
“Yo nunca quise hablar de esto, porque se quién soy, y la razón por la que no quise jugar”, argumentó.
“A mí no me daban la certeza de que si algo me pasaba (lesión), qué iba a ser de mí”, señaló Mo Rivera. “Tenía que tomar una decisión sabia, porque acababa de firmar un contrato de cuatro años y en las Grandes Ligas tampoco estaba asegurado nada”.
“La decisión que tomé no fue porque yo no quería ser parte de la selección nacional, siempre me preguntaba qué pasaría si yo me lesionaba”, aclaró.
Mariano Rivera
Cerrador de los Yankees
El ganador de cinco Series Mundiales con los Yankees se desempeñó como abridor, relevo y cerrador, esta última faceta fue su preferida, la desempeñó por 17 campañas. De cada una tiene buenos momentos y de cada una aprendió.
Por ejemplo, reveló que como abridor se quedaba sin gasolina en el quinto episodio, así se adaptó como relevo largo, luego pasó a ser un preparador de un cerrador y sin esperarlo “me dieron la oportunidad de ser el apaga y vámonos de los Yankees de Nueva York”.
“Siempre le pedía a Dios que me mantuviera saludable tanto física, espiritual y mental para poder hacer mi trabajo, no hay un secreto que uno diga esto haré y me mantendré jugando 20 años, no pasa así”, explicó Rivera. “Me preparaba para llegar al 100% a los entrenamientos, no iba a discotecas, no fumaba y tampoco tomaba. Siempre mi disciplina fue ardua”.
Recta cortada
También se refirió a su famoso lanzamiento de la recta cortada o cutter. Rivera aseguró que fue un regalo de Dios y que cuando le llegó no sabía cómo controlarlo.
“Tenía miedo de usarlo, no sabía controlar este lanzamiento. También había problemas con nuestros receptores, que no sabían cuándo y hacia dónde la bola se iba a mover”, advirtió el segundo panameño en el Salón de la Fama, que con la ayuda de este lanzamiento ponchó a mil 173 bateadores en su carrera.
“Aprendí a usar este lanzamiento en las diferentes zonas de strike. Dios sabía que yo no necesitaba algo especial para salir victorioso en la posición que él me había puesto como cerrador de los Yankees”, detalló Rivera, quien dijo que su mejor momento en las Grandes Ligas fue vestir la camiseta de Nueva York.