Con el nuevo formato de la eliminatoria para el Mundial de Catar 2022 en el que el ranking de Fifa pasa a ser juez y parte, el panorama ha cambiado radicalmente. Los amistosos que vengan no tendrán el sentido que tenían antes, al menos hasta junio del próximo año cuando se decidan los últimos clasificados de la hexagonal de Concacaf en el que Estados Unidos, México y Costa Rica ya compraron su boleto por adelantado.
Hoy se está jugando de acuerdo a lo que dice el ranking. La Concacaf ya anunció que los partidos de la Liga de Naciones tendrán un buen puntaje para la clasificatoria de la Fifa, lo que para muchos le da un atractivo especial a lo que se avecina.
En lo particular nunca me agradó este cambio de formato. Soy de la idea que se debería de haber comenzado de cero, para que haya un pulso parejo entre los países del área que aspiran a llegar hasta la hexagonal final.
Lo que hoy veo es que, indirectamente, el ranking de Fifa promoverá la mediocridad hasta junio del próximo año. Panamá es un vivo ejemplo. Si hasta hace unos meses nos enfrentamos en amistosos con los más fuertes, lo que yo aplaudí, hoy ni pensarlo. Ahora habrá que echar mano de los países más débiles, que están por abajo de Panamá en el ranking, para tener una garantía, entre comillas, de victoria.
La Fepafut decidió no jugar en las fechas de Fifa del mes de octubre por estrategia. No sé si mister chip se los recomendó. O esto fue consecuencia del “efecto Bermudas”, por lo que se prefirió pasar agachados y evitar hacer otro ridículo, porque si en este arranque de un nuevo proceso se perdió con uno del ranking 174, cualquier cosa puede pasar. Mejor evitarlo.
Me pareció que esta selección necesitó fogueo y había que aprovechar las ventanas que da la Fifa para jugar amistosos. Se prefirió ir de lleno a la candela contra México con la idea de que teniendo un poco más de tiempo a los muchachos se podrá armar una estrategia.
No se si resulte, pero lo que se viene con México será el primer semestral para el Tolo Gallego.