Tokio celebró ayer con sobriedad el inicio de la cuenta atrás a un año para el inicio de sus Juegos Olímpicos, aunque la pandemia del coronavirus, que obligó a aplazarlos a 2021, persiste y sigue amenazando el evento.
En una ceremonia discreta en el nuevo estadio nacional olímpico, casi a oscuras y privado de espectadores debido a la Covid-19, la nadadora Rikako Ikee, deseosa de relanzar su carrera deportiva tras una leucemia, mandó un mensaje de esperanza. “Creo que la llama de la esperanza iluminará este lugar dentro de un año”, dijo, portando la llama olímpica en una pequeña lámpara.
Tener una vacuna o un tratamiento será crucial para permitir disputar los Juegos, estimó el presidente del Comité de Organización, Yoshiro Mori.